El riesgo de la tábula rasa

MANEL LUCAS

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¿Han intentado ustedes alcanzar un peldaño sin apoyarse en uno inferior? Lo más probable en este caso es darse un trompazo de aquí te espero. Del mismo modo, si pretenden construir una casa y antes que nada destruyen por completo la anterior, tengan por seguro que pasarán un tiempo a la intemperie.

El Chenspanyol ha empezado con una tábula rasa bastante radical, no tanto en lo que a jugadores se refiere como a la estructura de dirección. Esta operación tan audaz puede tener algunas lagunas, y lo que está claro es que internamente habrá causado algún desconcierto.

No digo que ésta deba ser la causa primera de la tragedia que está viviendo el equipo estos últimos días, en que nuestros compañeros de trabajo seguidores de otros equipos ya ni siquiera se atreven a hacer chanzas, tan brutal es el pinchazo. Sin duda hay que tener en cuenta condicionantes como las bajas de jugadores clave y algunas decisiones técnicas poco explicables a priori. Pero un equipo descabezado como lo está siendo en estos momentos el Espanyol, con el presidente a decenas de miles de kilómetros y sin director deportivo, tendrá más difícil reponerse de la depresión. Por eso resulta preocupante que el nuevo portavoz considere que hay tiempo para encontrar a un nuevo director, y afirme que baraja hasta 16 nombres, lo que significa que no existe una línea clara.

AUTOFLAGELACIÓN

Es normal que entre los periquitos haya cundido el pánico, y algunos, en plena depresión nostálgica, puedan llegar hasta plantear que no hubo que destituir a José Emilio Santamaría, y que desde entonces todo han sido errores. No se trata solo de lo ocurrido hasta ahora, sino también del vértigo que produce imaginar el inmediato futuro. Para salvarse, el Espanyol necesita 7 victorias en 15 partidos, y al paso que vamos este enero no se nos puede obligar a ser optimistas. Pero a pesar de todo lo dicho, solo hay una alternativa posible a confiar en que la situación se revertirá: desconectar de fútbol hasta junio, y asomarse entonces a ver qué ha pasado.

Por el momento, es prudente haber dado una oportunidad más a Galca, a pesar de la alineación con que nos dejó pasmados el lunes. Destituir en caliente no es una buena opción prácticamente nunca. Parece que la caída de Sergio fue labrándose en silencio hasta asomar por fin tras el partido del Celta, con lo que no entraría en la categoría de destitución improvisada. No sé si la nueva directiva ha tenido tiempo de hacer una reflexión similar con el entrenador actual, por lo que diría que es adecuado esperar una semana al menos. Incluso si lo que viene es un partido en campo del Valencia, con Hernán Pérez descartado y Caicedo Víctor Sánchez dudosos.

Por mi parte, solo querría que éste fuera mi último artículo de autoflagelación en mucho tiempo. Ardo en deseos de volver a aquellas euforias desencadenadas y poco justificadas que tan a menudo se ven interrumpidas en el último instante pero que nos permiten gozar del placer momentáneo, de la alegría del corto plazo; no pido más.