Ni la madre que la parió

Cuando el partido socialista ganó por goleada las elecciones de octubre de 1982, Alfonso Guerra lanzó aquella frase que dio la vuelta al mundo y que hoy todavía se recuerda: «Vamos a poner a España que no la va a reconocer ni la madre que la parió». Pues bien, eso es lo que está pasando con Cuéntame... (TVE-1): en esta nueva temporada, a esta mítica teleserie no la reconoce ni Dios. El pasado 19 de enero, con motivo del inicio de esta 15ª tanda de Cuéntame..., recordé en esta columna aquella advertencia que lanzó Felipe González en una entrevista que le hizo Ana Pastor en Los desayunos de TVE (año 2010). Denunció que por orden del aznarismo se había ordenado parar la serie en 1982, para no tener que reflejar el enorme triunfo del socialismo. Bien, ya hemos visto que la serie no se ha detenido, pero lo que nos han ofrecido hasta ahora es un producto irreconocible, que nada tiene que ver con Cuéntame... ¡Ah! Es otra manera de parar la serie. De detenerla. Llevamos ya cuatro o cinco capítulos de esta nueva temporada, entregas que transcurren en otoño de 1982, y el giro de las tramas es insólito. Parece que estamos en una serie distinta. La última entrega, la del pasado jueves, fue particularmente extravagante. Los 72 minutos que duró estuvieron dedicados a contarnos las pesadillas de Carlitos, las sesiones de terapia de grupo para vencer sus miedos y, sobre todo, la turbulenta amistad que hace con una joven pasada de rosca, Cristina, que se pasa el día circulando por las cornisas de las azoteas, fumada y empastillada hasta las cejas. ¡Ah! No era un capítulo de Cuéntame... lo que nos han ofrecido: era una teleserie distinta, como si nos hubieran incrustado un episodio de una comedia sin nombre, en un país imaginario e inconcreto y con una trama sin venir a cuento.  O sea, a la vuelta de los años la frase de Alfonso Guerra tiene una pervertida vigencia: ni la madre que la parió reconocería esta serie.

CAMPANARIO .- La señora Campanario, esposa de Jesulín, ha ido a El Hormiguero (A-3 TV). Fue a publicitar su debut cinematográfico (Torrente 5), y a contar que con su esposo se aman enormemente. Ni una pregunta sobre su condena por intento de fraude a la Seguridad Social (caso Karlos), no fuera a incomodarse la señora. Como compensación contó una intimidad esplendorosa: dijo que el otro día fue a un restaurante y se tiró un pedo. Concretamente: «Me tiré un pedete de princesa». Oléee.