Luz y oscuridad

Que el fin del mundo te pille bailando. Que la muerte te salude con tus mejores galas. Que te encuentre riendo. Confiado. Satisfecho. Expectante. Curioso. Con un pie adelantado. Sí, ese fantástico pie izquierdo embutido en un zapato clásico, elegante, perfecto. Dispuesto a dar el paso. Porque siempre fuiste por delante. Viendo lo que otros ni siquiera intuían. Con esa mirada desigual. Luz y oscuridad en cada ojo. Camaleón. Así te apodaron innumerables veces. Por tu continua capacidad de adaptación. Del folk al soul. Del glam al pop. Con todo te atrevías. En cualquier estilo encontrabas tu particular acomodo. Pero tu personalidad estaba por encima de cualquier moda. Talento y excentricidad en sus dosis justas. Atrevido. Educado. Valiente. Original. Nunca diste nada por sabido. Todo lo desconocido era un fascinante campo para explorar. Y llegó el final, como siempre llega. Y así lo recibiste, del mismo modo que viviste.

Que el fin de tu mundo te pille expectante. Que todo lo vivido acuda al encuentro. Que se den la mano, el principio y el fin. Luz y oscuridad, como tu mirada. Ríele a la muerte. Sácala a bailar. Cuéntale un chiste. Invítala a una copa. O suéltale un piropo. Que se olvide de guadañas y capuchas negras, de ropas raídas y calaveras mugrientas. Que la belleza se imponga. Que no pare la música. Vamos a pasarlo bien.