OPINIÓN

Viernes Santo con luna llena

Tengo un ruego para el Papa: celebrar la Semana Santa en fecha fija

XAVIER BRU DE SALA

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Este artículo no pretende asentar dogma sino actuar cum grano salis. Para los curiosos del origen de las expresiones diremos que cum grano salis se atribuye a Plinio el Viejo, se traduce por como un grano de sal y significa que la aportación es pertinente, que está meditada y calibrada pero que no pretende causar molestia ni desazón, o sea que tampoco hay que tomársela al pie de la letra.

Pues bien, consultadas doctas eminencias, no han opuesto graves inconvenientes a la idea de celebrar la Semana Santa en fecha fija, en vez de marear a creyentes y a no creyentes porque según la tradición, Jesucristo murió no tan solo en viernes, sino que además había luna llena. La movilidad espasmódica de la Semana Santa se debe a una sola razón: Viernes Santo tiene que caer en luna llena.

¿Tan importante es el detalle? ¿La salvación de cuántas almas depende de la luna llena? ¿Los ortodoxos cometen sacrilegio por celebrar la misma resurrección siete días más tarde? Si es preciso postrado, osaría pedir a quienes tienen acceso a este Papa tan condescendiente y perspicaz que le trasladaran la siguiente sugerencia: que ponga fin al bailoteo del calendario, me temo que inspirado en Santo Vito de Tarento, y declare que a partir de ahora el Domingo de Ramos será el del cambio de horario. Y a paseo la Luna.

A cambio, y desde la más estricta laicidad, no seríamos pocos los comprometidos en defender las tradiciones pascuales, no hasta el martirio, pero sí con firmeza. La palma, las procesiones, las alfombras de flores... ¡sobre todo la mona! Incluso podríamos hacer llegar una de muy grande y piadosa a las estancias papales, gentileza del gremio de pasteleros, que así se promocionaría. Con la ayuda de su Santidad, se podría universalizar la costumbre de la mona del mismo modo que la Unesco predica urbi et orbi la buena nueva del Día del Libro.

Y en todas partes paz, y mayor Gloria en las alturas.