Dos miradas

Lugares

¿Cuál es la frontera que separa a los lugares de la memoria del elogio de la ignominia?

JOSEP MARIA FONALLERAS

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Steiner, en 'La idea de Europa', describe las calles, el nombre de las calles, como uno de los rasgos distintivos del continente. Habla de la «soberanía del recuerdo» y dice que Europa es un «'lieu de la mémoire'», en contraposición a las anodinas avenidas americanas. Aquí, vivimos en espacios que nos hablan de los «grandes estadistas, científicos, artistas y escritores del pasado».

Caminar por una ciudad europea significa empaparse de la historia, deambular a través de los siglos, intuir que las calles son hitos cotidianos que muestran ilusiones y heridas, derrotas, victorias, desfallecimientos, infiernos y cielos.

Todo esto viene a cuenta de la decisión de Manuela Carmena de cambiar el nomenclátor de Madrid para enjuagar los restos de fascismo que todavía están presentes en la capital. Sorprende (aunque, ya no sorprende nada) comprobar la cantidad de militares, políticos y religiosos que aún recuerdan la herida de la Dictadura.

Pero en un estudio de la Complutense (encargado por Carmena, aunque ella misma ha dicho que no necesariamente se aplicará) hay nombres como PlaDalíRidruejoManuel Machado Manolete. Por franquistas o afines al régimen. ¿Dónde empieza y dónde acaba la necesaria limpieza, que no se había hecho hasta ahora, 40 años después de la muerte de Franco? ¿De qué hablamos cuando hablamos de historia y cuando hablamos de dignidad democrática? ¿Cuál es la frontera que separa a los lugares de la memoria del elogio de la ignominia?