La clave

Rodrigo baja, Lucía sube

La sociedad busca referentes porque los que proponían soluciones se han convertido en el problema

ALBERT SÁEZ

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Los uniformes hacen a los individuos responsables de los éxitos y fracasos de sus antecesores. A más de uno se le ponen los pelos de punta cuando ven el hábito de la monja que ha resultado ser galardonada como Català de l'Any 2014. Suerte que al abrir la boca la mayoría de prejuicios se esfuman. Lucía Caram, argentina de nacimiento y catalana de vocación, no es una monja cualquiera. La indignación la llevó hace años de la contemplación a la acción. Y es lo que tiene pisar la realidad. Su diagnóstico no difirió en la gala del jueves del que expresó con rotundidad Tatiana Guerrero que habló en nombre de la Alianza contra la Pobreza Energética: en Catalunya como en España vivimos realidades que no se pueden tolerar ni un minuto más. Otra cosa son las soluciones. Guerrero señaló como responsables principales a los políticos y a las grandes empresas. Caram replicó con respeto que un país no se puede construir sin políticos, sin bancos, sin empresas y sin plataformas como la que representa Tatiana. De lo que se trata es de ir al grano. Caram aprovechó el Català de l'Any para convocar al president y a la consellera Munté a una reunión el lunes para preparar un pacto nacional contra la pobreza infantil. Y sumó a empresas y movimientos sociales. Tan rápida como otro astro argentino:  Messi. Y esperemos que igual de eficaz.  Nos tendrá de su parte.

De la India a Manresa

Seguir el pulso de Catalunya a través de las votaciones del personaje del año permite entender mejor los cambios de esta sociedad. En el 2008, los lectores votaron a Vicente Ferrer por ayudar a erradicar la pobreza infantil en... la India. En poco más de un lustro ese ha pasado a ser un reto interno.  Para pensar despacio.

Y si miramos atrás, varios políticos figuran entre los galardonados: Ernest LluchManuela de Madre o Pasqual Maragall. Ahora, sería impensable. En esta edición, Lucía Caram compartió portada con Rodrigo Rato, detenido o retenido en su despacho por blanqueo de capitales y alzamiento de bienes. La sociedad busca referentes porque los que proponían soluciones se han convertido en el problema.