Geometría variable

Los socialistas frente a 'la burbuja'

JOAN TAPIA

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El primer axioma de la burbuja nacionalista (o casi) reza que el pujante sentimiento independentista está hundiendo las perspectivas electorales del PP y del PSC. No es así, la realidad es mucho mas compleja y la reciente encuesta (febrero) de EL PERIÓDICO lo ha dejado claro. Lo que pasa en Catalunya es que los partidos de gobierno -los que mandan hoy o lo han hecho hasta poco- están siendo castigados por el electorado mientras que los que no han tenido responsabilidades rentabilizan la insatisfacción de los ciudadanos ante la crisis y ven subir su intención de voto.

Ya sucedió en Italia con Beppe Grillo, se barrunta para Francia, donde la lista de Marine Le Pen puede ganar las europeas, e incluso en Gran Bretaña, donde aumenta la simpatía al antieuropeo Ukip. En menor proporción también se detecta para la globalidad de España. El único país donde la crisis ha afectado poco a los dos partidos de gobierno -CDU y SPD- es Alemania. Allí el paro es ahora menor al que había antes de la crisis.

Cuatro reglas de tres tomando como base el número de diputados (con el porcentaje de voto las cuentas serían similares) demuestran la afirmación. En base a la encuesta de este diario (la anterior del CEO no era muy distinta) el PP, que gobierna en Madrid, perdería de celebrarse ahora elecciones catalanas, el 31% de los diputados que obtuvo en las elecciones anticipadas del 2012. Por su parte CiU, que gobierna Catalunya desde el 2010, vería bajar su número de escaños en un 28%. Mientras el PSC, que gobernó Catalunya hasta el 2010 y sufrió con José Luis Rodríguez Zapatero las medidas de ajuste de ese año y la  sentencia del Constitucional perdería un 23%. Los tres partidos salen malparados pero CiU todavía peor que el PSC, aunque mejor que el PP. El independentismo tiene poco que ver.

Por el contrario suben -como la espuma- los partidos que no han tenido poder. El que más Ciutadans, nada independentista, que doblaría diputados al pasar de 9 a 18, un incremento del 100%. A renglón seguido, la CUP que pasarían de tres a seis escaños, también un salto del 100%. Y en tercer lugar ERC que pasaría de 21 a 35 con un incremento del 66%.

Son tres partidos muy distintos en el eje ideológico (derecha-izquierda) y en el independentista pero que tienen dos puntos en común: no haber gobernado, o haberlo hecho de forma tangencial en el caso de ERC que además ha cambiado totalmente su liderazgo, y/o encarnar la protesta contra la crisis, la corrupción y el sistema de partidos. Algo fácil porque ninguno de sus líderes se ha tenido que enfrentar a la crisis desde el gobierno. Y el caso de ICV también es interesante porque es un grupo que se define como alternativa al sistema y que no es ni carne ni pescado en cuanto a independentismo pero que ha tenido durante años responsabilidades municipales. Pues bien ICV sube pero, pese al liderazgo del bien valorado y alternativo Joan Herrera, en menor proporción (15%).

Y si vamos a los resultados del 2010, cuando Artur Mas liquidó el tripartito, las conclusiones se mantienen. El PSC habría perdido el 46% de sus diputados y CiU el 41,9% mientras que ERC subiría el 150% y Ciutadans el 500%.

Son datos que además indican que el líder de Ciutadans, Albert Rivera, es un líder con gancho (es más preferido por los electores del PP como posible presidente de la Generalitat que la presidenta del PPC, Alicia Sánchez-Camacho) y que Oriol Junqueras tiene extrema habilidad pues ha logrado borrar toda responsabilidad (o irresponsabilidad) con el tripartito.

Claro que para la burbuja nacionalista ERC tiene el mérito de haber votado no al Estatut del 2006, al igual que el PP que entonces también era un partido de protesta.