La clave

El poder sin autoridad

Demasiados líderes dan la razón a menudo con sus actuaciones a quienes les acusan de haber subordinado la política a la economía

albert
Sáez

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Rajoy empezó este lunes a salir del plasma. Los malos augurios de las encuestas han forzado finalmente a los alquimistas de la Moncloa a cambiar de estrategia. El silencio del presidente en los tres primeros años le ha evitado cometer errores pero ha dejado a su partido fuera del debate político. La tecnocracia monclovita azota cada viernes a los periodistas con las novedades del 'BOE' aunque a menudo se olvida de la letra pequeña. Y los lunes la presidenta de Castilla-La Mancha no da abasto a replicar las filtraciones, los autos judiciales y los informes de Hacienda sobre exvicepresidentes del Gobierno de Aznar y exgerentes del PP. El resultado es que la agenda política la marca principalmente el trending topic de las redes sociales rebotado desde las tertulias de los medios convencionales. Para el presidente del Gobierno, el aborto es «ese asunto»; Bárcenas, «ese señor» y Rato, «ese problema». Lógicamente en estas circunstancias sus palabras, aunque surjan desde el poder, no transmiten ninguna autoridad.

Palabras vacías

La falta de autoridad del poder actual no es un fenómeno exclusivo de Rajoy. Las instituciones de la Unión Europea viven en idéntica situación tras el impacto de la manera como han gestionado la crisis. Y en una circunstancia similar se hallan el Fondo Monetario Internacional o la ONU. La obcecación por repetir pronósticos que no se cumplen y de impartir recetas que no remiten las patologías convierten a los discursos del poder en palabras vacías especialmente en sociedades abiertas que han encontrado en las redes un espacio de flujo libre de información y de opinión más o menos fundamentada.

En una situación normal semejante crisis de autoridad llevaría a una inmediata refundación de los liderazgos y de las instituciones. ¿Por qué tanta pasividad? ¿Por qué Rajoy ha tardado tanto en reaccionar y ha preferido ajustar cuentas con sus antiguos adversarios antes que reencontrarse con sus votantes? Misterios. A menudo, con sus actuaciones, demasiados líderes dan la razón a quienes les acusan de haber subordinado la política a la economía. Y así les va.