LARGO PLAZO

Los salarios son el problema

El Gobierno ha inoculado la falacia de que subir sueldos es incompatible con crear empleo, cuando los salarios bajos son la principal causa de desigualdad social

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zentauroepp41122574 pobreza energetica171129185212 / FERRAN NADEU

Olga Grau

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España va como un tiro si nos fijamos en las grandes cifras macroeconómicas. Pero no marcha nada bien si levantamos la alfombra que oculta la creciente desigualdad, el paro de larga duración, la temporalidad y los salarios bajos. En el 2015 la economía creció un 3,4%; en el 2016 mejoró un 3,3%; y este año, según las cifras del tercer trimestre, cerrará alrededor del 3%. Diez años después del inicio de la crisis, la economía española ha logrado producir este año lo mismo que entonces, pero con 1,9 millones de ocupados menos. La recuperación económica ha permitido drenar los seis millones de parados del 2013 (entonces representaban el 27% de la población activa) hasta la actual cifra de 3,7 millones (el 16,3%).

Pero la gravedad de la crisis económica ha dejado secuelas que se deben atajar. En primer lugar por una cuestión de justicia social.  No se puede normalizar en una sociedad algo como que el 28% de la población se encuentre en riesgo de pobreza extrema (datos Eurostat). Cuánto más tiempo transcurre, más se enquistan los problemas y más difícil es recuperar a personas excluidas. 

Pero es que, además, desde un punto de vista pragmático, una economía basada en empleo precario y en bajos salarios no permite garantizar un Estado del bienestar. El principal motivo de que se haya casi agotado la hucha de las pensiones y de que las cotizaciones que ingresa la Seguridad Social no cubran las prestaciones tiene que ver con la fuerte reducción de los salarios que, según cálculos de CCOO, ha sido del 7,6% entre el 2008 y el 2015.  Y si esto pudo estar justificado durante la crisis para evitar la quiebra de las empresas en apuros, no se sostiene una vez el INE ha confirmado este año que los beneficios empresariales no solo han recuperado el nivel previo a la crisis, sino que lo han superado.

La devaluación salarial ha llegado a través de dos vías. La primera por una rebaja salarial en la nómina facilitada en la reforma laboral del PP en el 2012, que permite a las empresas modificar sustancialmente las condiciones laborales. La segunda por el hecho de que muchos trabajadores que perdieron su empleo encontraron otro con un sueldo inferior o bien vieron recortada su jornada, pasando de un contrato a tiempo completo a otro, parcial. 

El Gobierno ha inoculado en la opinión pública un mensaje perverso: los sueldos no pueden subir porque es incompatible con la creación de empleo. Se trata de una auténtica falacia sin aval académico, pero que ha calado en la opinión pública y que ha influido negativamente en las fallidas negociaciones salariales entre patronal y sindicatos. 

Los agentes sociales no lograron el año pasado un pacto sobre los salarios del 2017 y este año van camino de no cerrar un acuerdo por el bloqueo interno en el seno de la CEOE. No se explica que los salarios en España no empiecen a subir en los sectores y en las empresas en las que empiezan a haber márgenes importantes tras años de sacrificios de las plantillas. El principal reto que tiene la economía española es crecer reduciendo la desigualdad y la pobreza. Y el principal motor de distribución es el trabajo digno.