DOS MIRADAS

Los once

EMMA RIVEROLA

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

Once enfermos ingresados en camas que el hospital de Bellvitge iba a clausurar este verano se niegan a cambiar de habitación. Algunos temen que el cierre no sea temporal. Otros protestan por las listas de espera. Todos defienden la sanidad pública. Poco importa que sus temores sean infundados, que su gesto de resistencia tenga fecha de caducidad en el día del alta médica. Lo trascendental es que, desde su situación de vulnerabilidad, defienden con uñas y dientes un derecho que ven en peligro.  Cinco años atrás, esta situación nos habría parecido inconcebible. Ahora, la desconfianza entre la Administración y los ciudadanos ha crecido al mismo ritmo que los recortes.

El mensaje que los 11 enfermos de Bellvitge lanzan desde sus cuerpos recién operados es que la sanidad no es del conseller Boi Ruiz ni del gobierno de Artur Mas ni de los gestores incapaces de pensar en el bien público. La sanidad es de María Benítez, que antes de entrar en el quirófano corría el riesgo de no salir viva. De Dolores Saucí, a quien no hay manera de que le baje la fiebre. De cada uno de los 11 enfermos que siguen atrincherados en sus camas.

Y , también, de todos los que llevan meses esperando la carta que les anuncie una cita con el especialista o la fecha de su operación. La sanidad pública es un derecho de todos. Si alguien diseñó desde un despacho su desmantelamiento, que visite a los 11 de Bellvitge. Para ellos trabaja.