LAS TENDENCIAS EDUCATIVAS

¿Los menores de 3 años tienen lo que merecen?

Está claro es que la gestión y la mirada por parte de la sociedad, y sobre todo por parte de la administración, ha de cambiar en el acompañamiento de una nueva vida

Varios padres, con sus hijos, en una jornada de la feria Mamás-Bebés, en Cornellà.

Varios padres, con sus hijos, en una jornada de la feria Mamás-Bebés, en Cornellà.

MONTSE OLIVERES CANO

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Cuando nace un niño, muchas familias se plantean cuestiones que para muchos de ellos aún no habían sentido como propias, cuando una pareja se transforma en una familia con hijos a su cargo algo cambia: acompañar una nueva vida. Cabe decir que en este país en el que vivimos no resulta fácil acompañar como es debido la larga gestación extrauterina propia de la especie humana, que en muchos casos es saqueada a partir de lo que el bebé tiene 16 semanas de vida, ridículo tiempo otorgado a la baja maternal.

A menudo llegan a mi proyecto de madre de día, familias que quieren conciliar la crianza natural, la lactancia materna exclusiva, el acompañamiento respetuoso con la jornada laboral de ocho horas y un hijo que lo que necesita es a su madre y su padre muy cerca. Me rompe el corazón ver cómo una madre se despide de su pequeño por primera vez y marcha llorando... Sí, sí, llorando... Y así comienza la primera decepción hacia la administración, que no fomenta el vínculo materno ni paterno, que no da ayudas ni económicas ni temporales y que hace que las familias tengan que esforzarse mucho los primeros años de vida de sus pequeños para poder conciliar la vida laboral y la familiar. Un hecho que no pasa en países como Suecia donde la baja maternal es de 18 meses, compartida por igual entre madre y padre, donde no está permitido llevar un niño menor de un año a un servicio para la pequeña infancia. Cabe decir también que los servicios en estos país acogen a un número muy pequeño de niños donde pueden continuar una educación más respetuosa y que el coste de este es mínimo.

CONCILIAR LA LACTANCIA MATERNA

Irónicamente las familias de mi proyecto dicen: “¡Igual que aquí!”. Y con el paso de los días se van despidiendo de sus pequeños sin llorar, pero sí con un gran sentimiento de culpa por no haber podido conciliar la lactancia materna o simplemente no haber podido ver los primeros pasitos de la vida. Con todo este desazón...

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Firmamos peticiones de bajas más largas, creamos proyectos de crianza respetuosa donde las familias tienen una gran importancia, apoyamos la lactancia materna para quien lo quiera, escribimos artículos, nos documentamos, movemos el mundo para un cambio en la pequeña infancia, para que sea respetada y acompañada por sus familias con el apoyo profesional que cada una necesite, quiera o vaya con ella, lo que está claro es que la gestión y la mirada por parte de la sociedad, y sobre todo por parte de la administración, ha de cambiar. La familia debe obtener los recursos y el protagonismo que le corresponde para estimar, acompañar y educar a sus hijos y de esta manera tener los ciudadanos que en un futuro respeten, trabajen y amen su sociedad disfrutando del día a día de manera más armoniosa.

La familia debe poder disfrutar los primeros años de vida, sin estrés, pudiendo conciliar la vida familiar y laboral, cuidando el juego, la autonomía y los ritmos infantiles. Así potenciar el respeto que tanto merece la entrada en el mundo del ser humano.