Gente corriente

«¿Y los maratonianos no son también friquis?»

Carles Garcia es informático e impulsor de la Associació Cultural Retro Barcelona, que aglutina a nostálgicos del videojuego 'vintage'.

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CARME ESCALES

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Gracias a un tío informático que trabajaba en Sony, a principios de los 80 Carles Garcia (Barcelona, 1976) tuvo a su alcance uno de los primeros microordenadores domésticos MSX para jugar. A él, que se pasaba el día desmontando y montando máquinas en casa, poder interactuar con aquella primitiva videoconsola con teclado, conectada al televisor, le pareció algo fantástico. Hoy es jefe del departamento de informática de un laboratorio farmacéutico y organizador de la feria RetroBarcelona, que se celebró del 6 al 9 de octubre pasado en Barcelona.

-¿Trabajar y disfrutar es igual para usted? Ya que tenemos la desgracia de trabajar, qué menos que hacerlo en algo que nos gusta. En mi caso, mi afición es mi herramienta de trabajo, mi modus vivendi. Tengo la suerte de ir cada día a trabajar motivado.

-¿Le molestan apelativos como friqui o especie aparte atribuidos al informático? Llevamos 30 años cargando con esa etiqueta porque solo nosotros entendemos en profundidad las máquinas. Nos ha quedado la etiqueta de raritos. Es el estereotipo común del informático, pero ¿y los 'runners', los maratonianos, no son también friquis?

-Solo que ustedes, los informáticos, son verdaderos rescatadores de problemas. Antes, tener un médico en casa era un gran prestigio para una familia, y ahora el informático ha pasado a ocupar ese lugar. El médico también necesita al informático.

-La informática mueve los hilos de la economía mundial y abarca todas las materias... El sector de la tecnología informática factura mucho más que el editorial o el de las televisiones.

-Y en el campo de los videojuegos se emplea a muchos creativos, ilustradores, guionistas, redactores... Pero el videojuego ¿no nos aleja un poco de la vida real? Bueno, dejas de ir a bares o discotecas porque prefieres reunirte en casa con amigos para compartir la experiencia del juego. O lo haces a distancia con gente de cualquier parte del mundo y, de paso, practicas idiomas. Es una afición como otra, y como todas hay que vivirla con mesura.

-Pero los protagonistas de un videojuego no tienen sentimientos. Se los das tú, porque tú haces que desaparezcan o que vivan ciertas experiencias, hay causa/efecto en todas tus acciones. Tú eres el protagonista, haces lo que quieres. Y lo que hagas tendrá sus consecuencias.

-¿Como en la vida? Sí. A mí el videojuego me ha enseñado a resolver problemas con los que me encuentro en mi trabajo y en la vida. Además, aprendes a hacerlo rápidamente, te da agilidad mental, te espabila y te desestresa.

-¿Qué es RetroBarcelona? Es una asociación sin ánimo de lucro en la que somos unos 50 socios a los que nos gustan las máquinas de los años 80 sobre todo, videoconsolas y máquinas recreativas como las de los bares y salones de juego, como las 'pinball' (las 'máquinas del millón'). Tenemos un local en la avenida de Roma, en Barcelona, donde nos encontramos algunos -una decena de 30 a 40 años- una vez a la semana para jugar. Estamos unas 4 o 5 horas jugando y charlando.

-¿Qué máquinas tienen allí? Tenemos 10 televisores de tubo y 25 videoconsolas, entre ellas la Magnavox Odyssey, la primera videoconsola de la historia, de 1972, y un mueble Arcade.

-¿Cuál es su videoconsola favorita? La Super Nintendo. Nació en Japón en 1990 y llegó aquí en 1992. Es de la que guardo mejores recuerdos, con la que disfruté más y la que tiene mejores juegos. La nostalgia es muy potente, por eso sientes cariño y aprecio por máquinas que nos acompañaron en la infancia y la adolescencia.