tú y yo somos tres

Los escapularios del mosén

FERRAN MONEGAL

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Como en los mejores combates de losspaghetti western,hemos visto esta semana enGran Hotel(A-3 TV) un tremendo duelo entre dos damas, doñaSofíayAmalia, su doncella, ¡Ahh! Ambas señoras saben que son amantes del prodigioso cura de esta teleserie, el padreGrau. O sea, que la feroz lucha de clases que pudiera haber entre ellas ha quedado transformada en una profunda rivalidad por obra y gracia de la colosal bragueta del mosén. Y en un momento dado se enfrentan cara a cara, mujer a mujer, y se baten en un curiosísimo duelo: compiten entre ellas relatándose intimidades con el clérigo. Y entonces sucede un instante soberbio. La doncellaAmalia, para demostrarle a la señora que el cura a quien quiere es a ella, saca de su bolsillo un relicario y exclama, llena de emoción:«Me regaló este escapulario y me dijo: 'siempre que estés cerca de él estarás cerca de mí'», y en ese instante doñaSofíatuerce el gesto, pone su mano en su bolsillo, saca también otro escapulario, idéntico al deAmalia, y advierte con infinita decepción:«¡Pues a mí también!». ¡Ahh! Qué rabia les entró a ambas señoras. Ambas con su escapulario en la mano, como si fuesen dos pistolas cargadas con balas de despecho. O sea, que el frescales del mosén las había seducido a las dos a golpe de escapulario caliente. Y al contrario de lo que ocurre en el género delwestern, las dos damas transmutaron rápidamente su enfrentamiento en una hermandad sobre la marcha muy hermosa. Enfundaron sus escapularios. Y, transformadas en colegas unidas por el resentimiento, se encaminaron hacia la iglesia y le montaron al tórrido sacerdote una escena de agarra pan y moja. Un poco más y le dejan en silla de ruedas.

«JESÚS, APLAUDES POCO».-El debut deAna Pastoren La Sexta ha tapado un poco el despido de temporada delSalvados, deJordi Évole. Resaltemos un momento, durante la conversación deJordicon el exdiputado y exmiembro de la ejecutiva del PP,Jesús López-Medel. Haciendo catarsis sobre las servidumbres del político, confesó:«Una vez, un personaje, el segundo más importante de mi grupo parlamentario, se me acercó y me reprochó: Jesús, aplaudes poco; eso se nota, se sabe y se valora». Y añadióLópez-Medelcon tristeza:«Además del pensamiento uniforme, hay que jalear y aplaudir. Me hicieron el vacío a partir de entonces». O sea, la lucidez crítica les molesta. Quieren palmeros.