Los democristianos toman distancia

JOAN TAPIA

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Hace algo máss de un mes EL PERIÓDICO daba la primicia en el titular de portada: «Duran también abdica». Informaba, seis días después de que Juan Carlos hubiera anunciado su renuncia, que el democristiano se planteaba dejar la secretaría general de la federación CiU. Ayer -en vísperas de la entrevista Rajoy-MasDuran llevó a cabo su designio. Pero entonces destacados dirigentes de CDC pasaron al ataque y dijeron que Duran debería dejar de ser también portavoz de CiU en Madrid mientras que ayer, por el contrario, Mas y Duran comparecieron juntos para anunciar una renuncia de la que -dijeron- se venía hablando desde hacía un año. Pareció una misa de conciliación.

Pero no es así. Si todo estaba hablado, ¿por qué CDC reaccionó con tanta acritud tras el primer aviso de Duran? Además, el president es un buen profesional que, cuando le interesa, sabe ser esfinge pero ayer su lenguaje corporal (barbilla erguida, mirada ansiosa) indicaba tensión. Fue una aparente misa de conciliación (Mas repitió la palabra normalidad) que en realidad era un educado preaviso de posible divorcio doblado de una declaración de tregua.

Al dejar la secretaría de CiU Duran toma distancias, pero no rompe. Porque Mas no lo quiere (al menos ahora) y porque Duran preferiría evitar la ruptura aunque teme que sea irremediable. Ante una cumbre Rajoy-Mas que ya apunta mal (no cabe otra interpretación al anuncio previo de Mas de que sobre la consulta todo deberá ser luego acordado con ERC, ICV y la CUP), Duran teme que el choque de trenes del 9 de noviembre sea inevitable. Y Unió apoya la consulta pero no el choque de trenes. Si se produce y Mas pone la directa a la independencia, Duran no seguirá. Por eso empieza a tomar distancias y a explorar la formación (lo dijo en la escuela de verano de UDC) de un gran movimiento centrista y no frentista para combatir el descrédito de la política. El guion sería primero clarificar Unió (algo más del 20% podría optar por la independencia) y luego constituir ese gran movimiento que, con dos citas del papa Francisco, no pareció muy distante de la democracia social cristiana.

Sortear el choque

Pero ni Mas ni Duran (que saben poco más de lo que va a pasar que usted y yo) están seguros de que ese vaya a ser el guion. Puede que haya un milagro (el catolicismo los admite), todo se reconduzca y al final se sortee el choque de trenes. Por eso ninguno de los dos está decidido a lanzar por la borda el invento de Jordi Pujol que desde 1980 domina la política catalana. Por eso Duran deja la secretaría general de CiU pero pacta con Mas ser sustituido por el conseller de Interior, Ramon Espadaler, un político serio, eficaz y de su confianza. Por eso Mas en la rueda de prensa dijo que con Duran no siempre ha estado de acuerdo pero que al final siempre han pactado. ¿Por qué excluir que vuelva a suceder?

Y ambos precisan tiempo. Duran para perfilar el discurso propio y explorar esa nueva fuerza de contornos indefinidos, salvo la moderación, el rechazo del frentismo y la apuesta por cierta regeneración política (nueva ley electoral). Y Mas necesita cocinar el relevo de Oriol Pujol en la secretaría general de CDC sin congreso extraordinario (necesario según los estatutos), sin primarias (es duro ser menos que el PSC) y sin recurrir a ningún remedio vivaz (Felip PuigGermá Gordó o Irene Rigau), capaz de intentar contener la marea descendente (62 diputados en el 2010, 50 en el 2012 y 30-31 en la última encuesta de EL PERIÓDICO). Y para fijar una posición más definida ante ERC, que no deja de subir desde que CDC acentuó su soberanismo.

Si de lo que se trata es de romper con Madrid porque España no tiene solución, Junqueras es más fiable que Mas y Durancolaboracionistas con Aznar y Zapatero.