La clave

Dickens en el siglo XXI

JUANCHO DUMALL

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Nadie como Charles Dickens ha sabido narrar el drama de la pobreza en la infancia y la desesperanza de los niños abandonados a su suerte en un ambiente cruel. Novelas como David Copperfield -inspirada en los durísimos primeros años de vida el escritor británico- u Oliver Twist constituyen una denuncia imperecedera de la codicia, la brutalidad y el abuso de los menores en la Inglaterra de la primera mitad del siglo XIX, cuya sociedad quedó conmocionada con esas extraordinarias narraciones.

La pregunta es: ¿existe un Dickens de un tiempo, el nuestro, en el que los niños mueren ahogados cerca de las costas europeas cuando huyen junto a sus madres de las bombas y del hambre? La respuesta es sí. El Dickens de nuestros días está, como los relatos por entregas del escritor, en la prensa, entendida esta en el sentido amplio que dan las nuevas tecnologías. ¿No nos estremeció e hizo cambiar nuestra óptica, como les ocurriera a los londinenses de 1837, la fotografía que la periodista turca Nilüfer Demir hizo al cadáver del niño Aylan ahogado en una playa de Bodrum? ¿No fue el vídeo de Marko Djurica en el que una fotógrafa húngara zancadilleaba a un hombre sirio que cayó con su niño en brazos el que hizo reflexionar a media Europa sobre la brutalidad y la insolidaridad del Gobierno de Budapest ante el drama de los refugiados?

Villanos y hérores

Como en los viejos folletones de Dickens, el relato de hoy tiene sus villanos -clarísimamente en este último caso la reportera Petra Laszlo, infame autora de la zancadilla- y sus hérores anónimos, la gente capaz de sacar lo mejor del alma humana. Peronas como los responsables del Centro Nacional de Formación de Entrenadores, con sede en Madrid, que han ido a buscar a la víctima del forzado tropezón para darle un trabajo, una vez se supo que el hombre había entrenado a un equipo de la primera división en Siria.

Osama Abdul Mohsen y su hijo Zaid llegaron anoche a Getafe, donde podrán reunirse con el resto de su familia gracias a esas personas honestas que pueblan las novelas de Dickens y las páginas y webs de los diarios de hoy.