Opinión | Editorial

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Los casinos clandestinos para menores

La ludopatía es una amenaza de la que hay que proteger especialmente a los más vulnerables

Dos jóvenes prueban un videojuego en la feria Gamelab, en L'Hospitalet.

Dos jóvenes prueban un videojuego en la feria Gamelab, en L'Hospitalet. / periodico

El incremento de juegos legales, junto con el desarrollo de nuevas tecnologías, han contribuido a facilitar el acceso a diferentes prácticas de azar en las que se puede jugar y ganar premios de forma instantánea. Como resultado, se ha producido un importante aumento de casos de ludopatía, tal como señalan los especialistas en su tratamiento. El fenómeno alcanza ahora una nueva y más preocupante dimensión: algunas páginas webs de deportes electrónicos han encontrado la forma truculenta de involucrar a menores de edad en juegos 'on line'. Se trata de casinos encubiertos que en lugar de utilizar dinero en metálico ofrecen objetos que los jóvenes jugadores –a partir de 13 años– consiguen en videojuegos como si fueran una moneda de cambio. Luego pueden venderlos por dinero real o apostarlos para aumentar su valor y obtener más beneficio económico. Es el mismo procedimiento que se utiliza en las casas de juego para adultos: se compran fichas que al final se cambian por dinero.

Apostar en deportes electrónicos no es ilegal, pero las empresas que se dedican a ello deben cumplir estrictos requisitos, como la identificación de los usuarios, comparativa con el censo o contraste de datos bancarios. Uno de los objetivos es precisamente evitar el acceso de menores. La burda maniobra con la que actúan ahora estos casinos clandestinos para niños debe ser desmontada de raíz. La ludopatía es una amenaza de la que hay que proteger especialmente a los más vulnerables.