Opinión | Editorial

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Los buenos números de la EPA

Las cifras positivas de la evolución del empleo no deben ocultar los problemas reales del mercado laboral

Alto desempleo 8 Cola de parados en una oficina del Servei d'Ocupació de Catalunya (SOC) en Terrassa.

Alto desempleo 8 Cola de parados en una oficina del Servei d'Ocupació de Catalunya (SOC) en Terrassa.

Los resultados de la encuesta de población activa (EPA) conocidos este jueves han vuelto a reflejar todas las luces y sombras que acompañan desde hace tiempo la evolución del mercado laboral en España. Las cifras sobre el tercer trimestre del año –que incluye la temporada de verano con el consiguiente gran impulso del sector servicios– no pueden ser acogidas más que con optimismo. El número de ocupados supera los 19 millones de personas, la cifra más alta desde el mismo periodo en el 2009, mientras que el de parados desciende hasta los 3,7 millones, la más baja desde el 2008. La tasa de desempleados es del 16,3% (12,5% en Catalunya), lo que supone un descenso de dos puntos y medio respecto a hace un año.

Son datos que efectivamente marcan una senda sostenida de creación de empleo pero que no pueden ocultar carencias evidentes. La tasa de temporalidad, por ejemplo, sigue siendo de las más altas de la Unión Europea y se calcula en torno al 27,4%, y la tasa de paro juvenil, a pesar de seguir bajando, aún marca un abultado porcentaje del 35,9%. 

Puede el Gobierno mostrar su satisfacción con estas estadísticas que nos hablan de excelentes macrocifras antes que de las calidades de un empleo que transita al alza según los vaivenes de la estacionalidad y con alta carga de temporalidad de los contratos y  precariedad de los salarios. Optimismo, sí, pero sin caer en euforias que impidan ver los problemas reales de fondo.