La rueda
Los balcones de Matisse
Terror y xenofobia se retroalimentan ante la inanidad creciente de los líderes europeos
Olga Merino
Periodista y escritora
Escritora y periodista. Master of Arts (Latin American Studies) por la University College of London (Beca La Caixa/British Council). Fue corresponsal de EL PERIÓDICO en Moscú en los años 90. Profesora en la Escola d'Escriptura de l'Ateneu Barcelonès. Su última novela: 'La forastera' (Alfaguara, 2020).
OLGA MERINO
Ahora, Niza. El horror en la bellísima 'promenade des Anglais', en el corazón de esa Costa Azul cosmopolita, de balcones abiertos a la luz que pintó Matisse. El zarpazo de la sinrazón, además, se produce un 14 de julio, aniversario de la toma de la Bastilla, una jornada simbólica no solo para los franceses, sino también para el pilar mismo sobre el que se asienta el concepto de Europa. De no haber triunfado el ideario de aquella revolución, aún estaríamos arando sin jornal los predios del retatarabuelo del señor marqués. 'Tremblez, tyrans et vous perfides', dice la letra de 'La Marsellesa'.
Y sin embargo, cuando los muertos caen lejos, silencio; cuando son próximos y blanquitos, el viejo continente redunda en las respuestas de siempre: multiplicar los bombardeos sobre Siria e Irak obviando otras medidas de coerción (comerciales, financieras, diplomáticas) más eficaces para segar la hierba bajo los pies del radicalismo islámico. El terror y la xenofobia se retroalimentan, mientras los líderes europeos se muestran incapaces de taponar las vías de agua: déficit, 'brexit', crisis de refugiados, terrorismo, desafección.
'Liberté, fraternité, egalité'… Viene siendo hora de repensar a qué 'liberté' nos referimos. ¿A la de vender armas de tapadillo? ¿O a la de hacer la vista gorda con Arabia Saudí y otros regímenes del mismo pelaje? Tampoco parece muy fraternal despachar a los refugiados al patio trasero de Turquía con una patada en el ídem. Y en cuanto a la igualdad, seguimos con la purga del austericidio, sin acabar de comprender qué pasa en las 'banlieues', mientras euroburócratas como Durao Barroso fichan por uno de los bancos responsables de la crisis de las hipotecas basura. A su lado, que a Hollande le repase las entradas un barbero en el Elíseo por 10.000 euros al mes es un chiste. No era esto, no. De esta Europa, aun con argumentos falsos, se largaron los ingleses. De esta Europa 'on s'en fout'.
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