Pequeño observatorio

Los amigos que me esperan en las calles

Soy un 'carrerófilo', un apasionado de andar por las vías urbanas, sobre todo por las que no conozco

Barcelona a vista del dron de Harry Schuler

Barcelona a vista del dron de Harry Schuler / periodico

JOSEP MARIA ESPINÀS

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Como ciudadano barcelonés arraigado, yo soy un enamorado de las calles, y más concretamente de las calles del Eixample. La definición es precisa: «espacio urbano flanqueado de edificios destinado al tránsito público para permitir el acceso a diferentes lugares de un pueblo o de una ciudad».

En tiempos antiguos, las calles no eran perfectamente regulares, y esta irregularidad todavía es visible en las calles viejas de Barcelona y de otras poblaciones, incluidas las rurales.

En el Eixample de Barcelona se impusieron las calles cuadriculadas, una novedad absoluta comparada con la irregularidad de la zona de Ciutat Vella. Esta estrategia fue positiva para el tráfico de automóviles, ciclistas, servicios de urgencia y peatones.

En tiempos muy antiguos, muchas calles se identificaban con los nombres de unos oficios: calle de Argenteria, calle de Carders, calle de la Fusteria. Y la calle Mayor, que ya tenía habitualmente una coherente estructura urbana.

Hay gente que no se siente cómoda si tiene que ir callejeando para llegar adonde quiere. Dejando de lado la dictadura de la prisa, yo soy carrerófilo, un amigo de las calles, sobre todo de las que no me son habituales. ¡Qué sorpresa a cada paso! Calle allá hay un café que no es como el de abajo, una tienda que no me esperaba.

A mi me gusta distraerme, callejear sin un objetivo concreto, lo hago siempre que puedo. Me gusta ir por una vía que no conozco. Es fantástico porque... ¡cuánta vida hay no muy lejos de casa! No busco ningún hecho extraordinario, ninguna rareza que me deje maravillado.

Una canción francesa habla de la felicidad de estar cerca de su árbol. Mi felicidad consiste en poder estar cerca de un chaflán, de una tienda, de un café, de un espacio que está disponible para quien quiera entrar.

Bienvenidos a las calles, que permiten que me alimente de pequeñas sorpresas.