Editoriales

Los agujeros de las cuentas públicas

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Las cifras divulgadas ayer por la oficina de estadística de la UE, Eurostat, ponen de relieve que la mayor parte de los países de la Unión ponen en orden sus cuentas públicas. En el caso de España -el cuarto país con más déficit-, si se descuenta el coste extraordinario del rescate bancario, solo se ha superado el objetivo de déficit en una décima: 6,6% en lugar del 6,5%. Pero esos datos también denuncian uno de los males endémicos de la Hacienda pública española, su ineficiencia. Los ingresos impositivos en nuestro país equivalen al 37,8% de su PIB, mientras que la media de la zona euro es del 46,8%; incluso la depauperada Grecia recauda casi el 46%. La economía sumergida y el mal funcionamiento del fisco explican esa enorme distancia, que a su vez dificulta la lucha contra el déficit público.

Aun así, las cifras macroeconómicas mejoran. Y las perspectivas no van a peor. Luis de Guindos, el titular de Economía, pronosticó ayer que el PIB crecerá una media del 1,5% tanto en el 2014 como en el 2015. Una tasa de esa índole tiene dos consecuencias claras. La primera es que, si se confirma la capacidad de generar empleo a partir del 1%, el país podría avanzar en materia de paro. Y, la segunda, que con ese crecimiento y la prima de riesgo en sus niveles actuales, el gasto en pago de intereses disminuiría sensiblemente. No es para echar las campanas al vuelo, pero sí para replantearse la rigidez y la austeridad de la política económica que se ha aplicado hasta ahora.