Lo impublicable

En el debate sobre la agresión racista en el metro menudean las opiniones viscerales

JOAN CAÑETE BAYLE

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Esta semana, son bastantes los lectores de EL PERIÓDICO enfadados porque no hemos publicado algunas de las «verdades del barquero» y opiniones «políticamente incorrectas» que nos enviaron en el debate que abrimos en la web a raíz de la denuncia de tres chicas musulmanas por una agresión racista en el metro de Barcelona. En casos así se nos acusa de muchas cosas: de censura, claro, pero también de mojigatos, de buenistas, de defensores del orden establecido, de esbirros del establishment, de malos catalanes, españoles o europeos, de cobardes ante la amenaza que, dicen, supone el islam, y no sé de cuántas cosas más.

En la edición en papel del diario se suele entender que no caben todas las opiniones; en la web, acostumbrados durante años a la manga ancha de los inmoderables e inmoderados comentarios de las noticias, enfada mucho no ver publicadas esas «verdades del barquero» que, por ejemplo, se mofan de que todos los extranjeros parecen iguales, sean «mexicanos o filipinos, hispanos o magrebís», o esas «opiniones incorrectas» que claman que unas chicas nacidas en Catalunya no son catalanas porque la catalana o es cristiana o no es.

Los debates impulsados por Entre Todos son moderados por periodistas; no se publican comentarios, sino cartas (artículos, posts, cambia el nombre, la esencia es la misma); para participar hay que rellenar un formulario más extenso y riguroso que para darse de alta en la web para comentar las noticias. No hay garantía de publicación. Y sí, nos llegan aportaciones impublicables, pero hay que decir que son menos de lo que se puede pensar a priori, porque uno no se pone a escribir una carta para un diario firmada con sus nombres y apellidos de la misma forma que escribe dos frases de un comentario que aparecerá firmado por un avatar anónimo. Es cierto, eso sí, que en este debate alrededor de la denuncia racista en el metro hemos recibido un porcentaje mayor de impublicables de lo habitual.

¿Qué es lo impublicable? Según las normas de participación, «EL PERIÓDICO publica opiniones, réplicas y sugerencias de interés general, respetuosas hacia las personas e instituciones». El criterio es lo bastante amplio como para mantener un debate en estas páginas y en la web vivo, plural y diverso. Un criterio de publicación no es que el contenido del texto entronque con la línea editorial del diario; al contrario, muchos de los artículos que publicamos no coinciden, o son directamente adversos, a la postura de EL PERIÓDICO en ese tema. El diario, por ejemplo, editorialmente defiende el derecho de las mujeres a abortar, lo cual no impide que se publiquen cartas que sostengan lo contrario o que directamente aboguen por prohibir el aborto. En los más de dos años que hace que dura el proceso soberanista, se han publicado centenares de aportaciones que cubren todo el espectro del tema.

Sí es una línea roja que las opiniones no vulneren valores básicos, como el respeto a los demás (creencias, fe, orientación sexual...) o los derechos humanos. Por seguir con el ejemplo del aborto: se publican textos en contra de la interrupción del aborto, pero no opiniones que sostengan que las mujeres que aborten son asesinas de niños.

En el caso del debate de la denuncia racista, llama la atención la visceralidad, el elevado número de participantes que encajan en lo que en EEUU llaman «varón blanco enfadado», aquel que no ve ninguna presión racista contra el foráneo y sí estigmatización del local al que, por decir cuatro cosas bien dichas para defender «lo nuestro», se le acusa rápidamente de xenofobia. No hay problema en escribir un texto pidiendo más integración al extranjero, por ejemplo; lo que en este espacio de debate es impublicable es hacerlo mezclando la injuria con los tópicos y generalizaciones racistas.

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