La clave

¡Llamadles 'Siudatans'!

Que el PP airee la catalanidad de Ciutadans en su desdoro atestigua la vigencia de la catalanofobia

ENRIC HERNÀNDEZ

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Reflexionaba en estas páginas Ramón de España sobre las significativas ausencias registradas en la presentación del Centro Libre de Arte y Cultura (CLAC) de Barcelona: «Para convencer a alguien de la importancia de algo, se impone que el impulsor de ese algo demuestre creérselo». Algo parecido debió pensar Albert Rivera en el 2006 cuando los promotores de Ciutadans dieron un paso atrás, encumbrándolo como presidente casi por accidente. Nueve años, miles de kilómetros y cientos de platós después, Rivera se ha hecho un hueco -así lo sugieren las encuestas- en un ecosistema político español que peligrosamente se asoma a la implosión.

Si el debate del estado de la nación en el Congreso ha sido alguna vez fiel reflejo de la realidad sociológica del país, no es el caso de la sesión que arranca este martes. Por vez primera en democracia, el partido que encabeza la mayoría de los sondeos no estará en el hemiciclo porque aún se halla en fase de gestación. Y mientras Podemos vela armas en los aledaños de las Cortes, Ciudadanos se suma al empeño de expugnar la fortaleza bipartidista. Pero, a diferencia de Pablo Iglesias, Rivera parece contar con el beneplácito de un establishment que, resignado al final del duopolio PP-PSOE, prefiere aupar a un partido bisagra como Ciudadanos, regeneracionista pero de orden, que tolerar el asalto bolchevique al Palacio de Invierno.

De 'buen catalán' a enemigo

Complacidos con la irrupción de Podemos porque fragmenta a la izquierda y lamina al PSOE, a los populares se les ha torcido de golpe la sonrisa. Lejos quedan los tiempos en que la fiel caverna televisiva cincelaba la figura de Rivera como buen catalán y ariete contra el nacionalismo; ahora el PP teme que este le dispute el voto de centroderecha en las generales, así que ha instruido a sus dirigentes para que citen siempre al enemigo en catalán: «Ciutadans». O «Siudatans», en boca del políglota Carlos Floriano.

Que el PP airee la catalanidad de Ciutadans en su desdoro atestigua la vigencia de la catalanofobia y el rechazo de España a toda idea reformista que provenga de Catalunya, la enarbole un Roca, un Maragall o un Rivera. Lastimoso.