La rueda

Un ligero alivio para España

Una imagen de la sede central del Banco Central Europeo, en Fránckfort.

Una imagen de la sede central del Banco Central Europeo, en Fránckfort. / periodico

IGNACIO ESCOLAR

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En una demostración más de hasta qué punto el Banco Central Europeo (BCE) es todopoderoso y tiene en su mano el futuro de Europa, unas palabras de su presidente,Mario Draghi,han bastado para sanarnos. La promesa es contundente: «El BCE hará lo necesario para sostener el euro. Y créanme, eso será suficiente», diceDraghi.Pero no parece que vayamos a tener otro programa de compra directa de la deuda de los países amenazados. El plan que al parecer estudia el BCE es menos ambicioso: dotar al Mecanismo Europeo de Estabilidad (el fondo de rescate) de licencia bancaria para multiplicar su potencia. En lugar de financiarse solo con las aportaciones de los socios europeos, el fondo podría así pedir prestado al BCE, como un banco más, y después utilizar ese dinero para apuntalar la deuda soberana de la eurozona.

Esta solución es simplemente un poquito mejor para España que la que había, pero sigue muy lejos de lo deseado. El fondo de rescate, según sus estatutos, podrá comprar deuda. Pero, a cambio, el país que pidiese este salvavidas se vería sometido a la condicionalidad: es decir, a la intervención de los 'hombres de negro'.En la práctica, pedir al fondo que compre deuda equivale a pedir un rescate.

La bolsa sube, la prima baja, pero lo que se celebra no es el fin de la pesadilla. Con el cambio que ahora insinúan desde el BCE, al menos se aleja una de las posibilidades más temidas, la ruptura del euro.

Si el fondo de rescate puede pedir prestado al BCE, su capacidad para financiarse se multiplica y España e Italia dejan de ser demasiado grandes para caer. Entonces sí habría dinero suficiente para alargar un tiempo más este problema, aunque sin solventarlo completamente. Supone otro paso más en la dirección que más le gusta a Alemania: ese rumbo en el que la asfixia económica del sur de Europa se parchea sin solucionarse del todo, no vaya a ser que los vagos mediterráneos dejen de hacer los deberes.