'Check-in' con marcapáginas

De los viajeros que estos días andan preparando maletas, chequeando billetes y registrándose en aeropuertos, hoteles y similares, hay una estirpe que nunca falla: la que antes que mudas o pasaportes prepara la selección de sus lecturas. Dentro de ella, además, hay un nutrido grupo que elige en función de su destino. Sé de un vecino, por ejemplo, que al albur de la crisis ha decidido hacer turismo por su ciudad y lleva medio verano paseando de la mano de la 'Barcelona de novel·la' de Raúl Montilla (Diëresis): la semana pasada se recorrió el Eixample junto a Pla, Mendoza, Moix, Marsé, Rodoreda, Laforet y Montserrat Roig, y el sábado tiene previsto reseguir por Montjuïc 'El día del Watusi' de Casavella. Más playera, una amiga aprovechará su agosto ampurdanés para alejarse de las masas y descubrir los rincones secretos que Adrià Pujol Cruells propone en su 'Guia sentimental de l’Empordanet' (Pòrtic); si alguien creía que con Pla y Gaziel lo tenía todo que celebre este hallazgo con un recuit de Fonteta… para merendar.

Recorriendo las Españas no conozco este año a nadie, pero intuyo a mucho cervantino buscando molinos con Julio Llamazares y 'El viaje de Don Quijote' (Alfaguara), y me consta que más de uno, incluido Muñoz Molina, ya es incapaz de coger un tenedor sin recordar que uno de los mejores libros de este año se llama 'La España vacía', que lo ha escrito Sergio del Molino y que lo ha publicado Turner para solaz de todo aquel que quiera conocer de verdad qué sostiene la piel de toro. Podría añadir a visitantes del Imperio que dedican el vuelo a la magistral 'Una historia de Nueva York' de Washington Irving (Nórdica), a padres sabios que compran a sus hijos el Premi Llibreter 'Un viaje' / 'Un viatge' de Francesca Sanna (Impedimenta), incluso a los fans del fantástico que, como servidor, se van hoy al Festival Celsius de Avilés para viajar a otros mundos, pero si he de elegir un título para cerrar la maleta, escojo el 'Atlas del Mundo' de Aleksandra Mizielinska y Daniel Mizielinski (Maeva): con sus 55 mapas, sus 4.000 miniaturas y su inconfundible estilo naïf, es una vuelta al mundo en algo más de 80 páginas… que hasta Verne envidiaría.