IDEAS

Cuatro libros para este verano

JOSEP MARIA POU

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De las muchas horas que el 'dolce far niente' de las vacaciones deja libres me propongo ocupar algunas de ellas -la mayoria- en la lectura de aquellos libros que llevan tiempo esperando en el limbo, es decir en el estante de lo comprado y no leído.

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Doy por cierto que son multitud los que andan en el mismo propósito. Si su estante está vacío, ya sea porque han dispuesto de mucho tiempo para la lectura o de muy poco para la compra, me animo a recomendarles algunos libros que tienen el denominador común del teatro. Unos recién aparecidos y otros con meses ya de escaparate.

'Farándula', de Marta Sanz Marta Sanz (Anagrama) y 'De la mano de Federico', de Lluís Pasqual (Arpa) son los que llevan más tiempo en exposición y, seguramente, los más leídos. La novela de Sanz llega hasta el fondo en el retrato de un oficio que conozco bien. Puedo asegurarles que los miedos de los que habla son ciertos: miedo al fracaso, por supuesto, pero miedo también al éxito desmedido, y miedo, incluso, a reinventarse y errar de nuevo. Dura. Absorbente. Con magistrales descripciones del mundillo del teatro. De lo mejor del año.

Lluís Pasqual cuenta su particular historia de amor con Federico García Lorca. Su descubrimiento de casi todo, “de la mano de Federico”. Y con él, la música de la vida y el éxtasis del teatro. Es Lluís quien nos lleva, ahora, de la mano, por algunos de los mejores momentos del teatro de los últimos años, con una literatura que conmueve, como dicha al oído, tierna, sincera, de susurro en susurro. Emocionante. 

Una excelente actriz, Àngels Bassas, ha escrito su primera novela, con la que ha llegado a ser finalista del último Premi Josep Pla. 'Dóna’t' (Edicions 62) sorprende, sobre todo, por el sentido del ritmo, propio de quien conoce el valor de la palabra dicha en voz alta, de quien domina al público -aquí, al lector- a base de silencios y frases como bofetadas. Una actriz en gira teatral, que gira y gira, a su vez, alrededor de sí misma, dispuesta a ahogarse, si es necesario, en el remolino que crea un misterioso personaje. Acojonante (con perdón).

Y, para terminar, 'Se llamaba Carolina', de José Jiménez Lozano (Encuentro). Una joya. Magistral. Como todo lo suyo. ¿Se imaginan a una compañía de cómicos de la legua llegando a un pueblo de la meseta, en plena posguerra, para representar 'Hamlet' el miércoles de Ceniza? No imaginen, leánlo y me lo agradecerán toda la vida. Buena lectura.