LA BIBLIOTECA

Libros para Alicia que tiene 9 años

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ROSA MASSAGUÉ

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 El abuelo de Alicia quiere regalarle un libro por Sant Jordi. Sabe el valor que tienen los clásicos en la formación y seguramente lamenta, como hacemos todos, no haber leído más maestros de vida en su infancia y juventud. Me pide que le sugiera títulos para Alicia y a mi mente vienen aquellos libros que dejaron una profunda huella leídos en la edad de su nieta y en años posteriores.

No sé si Alicia es una niña fantasiosa, aventurera, o prefiere historias de aquellas que llegan al corazón. Da igual. Cuando un autor te engancha, y más a esta edad, parece que lo importante es lo que cuenta, cuando en realidad lo que atrapa al lector novel es cómo lo cuenta.

El primer lugar de mi lista de favoritos lo ocupa Julio Verne con 'Cinco semanas en globo', 'Dos años de vacaciones', 'La isla misteriosa' o 'Viaje al centro de la tierra'. Después seguirían 'La isla del tesoro', de Robert L. Stevenson, o los grandes clásicos de Charles Dickens, 'Oliver Twist' y 'David Copperfield'.

Como ya expliqué en otra ocasión, junto a tanto libro de aventura y desgracias también podía devorar las novelas de Louise M. Alcott, como 'Mujercitas'. Muchas jóvenes lectoras nos sentíamos identificadas con el personaje de Jo, una de las cuatro hermanas, que detestaba las tareas domésticas mientras no perdía ocasión para dedicarse a su ocupación favorita que era la lectura.

En esta evocación de títulos y autores no pueden faltar las divertidas historias protagonizadas por la pandilla de los cinco nacidas de la pluma de Enid Blyton.

Una vez satisfecha la petición del abuelo de Alicia, una pregunta ronda por mi cabeza y es la que se hacía Italo Calvino con la que titulaba una serie de artículos  y ensayos: '¿Por qué leer los clásicos?' (Siruela), publicado póstumamente.

El gran novelista italiano habla de "sus clásicos" y hace varias definiciones. En una de ellas dice que son los libros que constituyen una riqueza para quien los ha leído y amado, y también para quien se reserva el leerlos por primera vez en las mejores condiciones.Y lo explica:

"En realidad, las lecturas de juventud pueden ser poco provechosas por impaciencia, distracción, inexperiencia en cuanto a las instrucciones de uso, inexperiencia de la vida. Pueden ser (tal vez al mismo tiempo) formativas en el sentido que dan una forma a la experiencia futura, proporcionando modelos, contenidos, términos de comparación, esquemas de clasificación, escalas de valores, paradigmas de belleza: cosas todas ellas que siguen actuando, aunque del libro leído en la juventud poco o nada se recuerde. Al releerlo en la edad madura, sucede que vuelven a encontrarse esas constantes que ahora forman parte de nuestros mecanismos internos y cuyo origen habíamos olvidado."

Esta explicación le lleva a otra definición de los clásicos, la de aquellos libros que ejercen una influencia particular por inolvidables o por estar escondidos "en los pliegues de la memoria mimetizándose con el inconsciente colectivo o individual":

"Por eso en la vida adulta debería haber un tiempo dedicado a repetir las lecturas más importantes de la juventud. Si los libros siguen siendo los mismos (aunque también ellos cambian a la luz de una perspectiva histórica que se ha transformado), sin duda nosotros hemos cambiado y el encuentro es un acontecimiento totalmente nuevo".

A sus 9 años Alicia no captará lo que hay más allá de las líneas del libro que le regale el abuelo, pero él sabe perfectamente lo importante que algún día será par la nieta la experiencia de su lectura.