Libertades individuales amenazadas

El semanario satírico 'Charlie Hebdo' volvió a salir a la calle y la edición se agotó en los quioscos en un acto de apoyo a la libertad de expresión tras la matanza de París. Los terroristas yihadistas han fracasado en su intento de coartar y criminalizar en Europa la sátira y el humor con Mahoma. En cambio, una victoria quizá involuntaria de los terroristas es la amenaza a las libertades individuales que se ha instalado tras los ataques, como respuesta de nuestros gobernantes europeos. El conservador David Cameron ya ha planteado la prohibición en el Reino Unido de WhatsApp y otros servicios de mensajería encriptada como iMessage o Snapchat. Cameron ha logrado la complicidad del demócrata Barack Obama para perseguir el yihadismo en internet. El Gobierno conservador de Mariano Rajoy ha intentado sin éxito aumentar los supuestos para intervenir las comunicaciones y realizar escuchas sin permiso judicial.

La captación de fundamentalistas islámicos en las mezquitas empieza a formar parte de un mundo analógico claramente superado por la potencialidad criminal en la red. Parece obvio que el terrorismo global usa la tecnología para burlar viejas formas de control y seguridad, pero el recurso fácil de los gobernantes es limitar las comunicaciones, poner bajo sospecha internet y amenazar la privacidad.

El seguimiento a los hermanos Kouachi falló, dejando en entredicho los protocolos antiterroristas en Francia. Amedy Coulibaly, el secuestrador del supermercado judío, obtuvo un préstamo de 6.000 euros por internet (Cofidis) para comprar armas. Los que no controlaron a los sospechosos ni la venta de armas ahora quieren atentar contra las libertades de todos en nombre de la lucha contra el terror. ¿Europa más espiada?