Leonor

Un niño es un niño. Y sí. Esto va de obviedades. Pero también de diferencias. Leonor tiene 5 años. Su habitación es rosa. Al completo. Las paredes y la colcha de la cama. Incluso es rosa la mesa donde hace los deberes. Su pelo es rizado. Muy rizado. Y de color negro azabache. Se lo retira con gracia del hombro a cada rato mientras habla. Leonor no quiere ser princesa. Aunque añade que son muy elegantes. Pero ella no quiere ser princesa.

Ni de las de verdad ni de las otras. Leonor quiere ser médico. Pero ella lo tiene más difícil que otras niñas de su misma edad. No porque no esté poniendo todo su empeño en la escuela. No por falta de talento. No por ella. Leonor es gitana. Y seis de cada diez niños gitanos como Leonor abandonan las aulas del colegio antes de finalizar la etapa de la enseñanza obligatoria. Las niñas incluso lo dejan antes.

Leonor protagoniza la nueva campaña de sensibilización de la Fundación Secretariado Gitano que intenta denunciar lo que muchas niñas viven a diario en nuestro país. A los 14 años solo el 26,5 % siguen matriculadas en el curso que les corresponde. Como explica su director, Isidoro Rodríguez, no es solo una cuestión cultural. Es, sobre todo, un asunto relacionado con la exclusión social y que marca el futuro de las otras Leonores. Y ellos saben perfectamente que se puede luchar contra el destino predeterminado. Luchar contra el fracaso y la derrota. Han puesto en marcha varios programas con jóvenes con edades entre 13 y 16 años (más de 1.300 alumnos en toda España) que están dando sus frutos. Confiar a pesar de las dificultades.

Esta fundación lleva tres décadas trabajando en nuestro país y haciendo frente a la desigualdad. Y nos interpelan a todos: a las familias, por supuesto, pero también a la comunidad escolar en general, a los políticos y a los medios de comunicación, que muchas veces jugamos a la contra fomentando estereotipos que resultan muy dañinos.

MODELOS DE REFERENCIA

En las páginas de este periódico hablamos una vez con Beatriz Carrillo que preside la Federación de Mujeres Gitanas Universitarias, FAKALI (kali es mujer en caló). «Queremos crear otros modelos de referencia, no porque pensemos que somos ejemplo de nada, pero un pueblo y una cultura necesita siempre de referentes», nos dijo entonces.

Estos días me he vuelto a poner en contacto con Beatriz. Para ver cómo van sus estudios universitarios. Y me sale una sonrisa al leer su respuesta en la pantalla del teléfono. Toda orgullosa me responde que acaba de terminar la licenciatura de Antropología. «Y ahora con aspiraciones de doctorarme», añade. Beatriz, como Leonor, tampoco quiso ser princesa. Pero sí quiso estudiar y torcer definitivamente su destino... y lo ha conseguido.