Dos miradas

Leer en Hawái

JOSEP MARIA FONALLERAS

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En 'Mad Men' leen. Fuman más que leen, porque fuman siempre, pero también leen. Hace unos días, Jordi Puntí hablaba en este diario de los libros que salen en la serie y que, ahora, con motivo del estreno de la séptima temporada, la Biblioteca de Nueva York pone a disposición de los lectores para que tengan al alcance las lecturas de Don Draper, de su mujer, de su hija, de los socios y de las amantes de los socios. Están Faulkner y Roth y Le Carré, y Mark Twain y Pinchon, pero también Leon Uris y novelitas sentimentales. Quizá me falta Salinger, que Sally Draper, adolescente con rabia, podría haber leído en los momentos más intensos de desánimo familiar.

La elección, sin embargo, es fenomenal. Y me quedo con el libro que hojea Draper en el capítulo inicial de la sexta temporada, mientras descansa, de vacaciones, en una tumbona de un hotel de Hawái. Es una edición de bolsillo de 'The Inferno', el canto primero de 'La Divina Comedia', de Dante. Se oye una voz en off que recita los primeros versos: «'Nel mezzo del cammin di nostra vita'...». Ya sabemos entonces que la selva es oscura y que el camino recto ha desaparecido, si es que nunca existió. Draper no lee a Dante porque sí. Es una iluminación, aquel clavo que Chéjov dijo que tenía que salir en el relato y que debía servir, al final, para que se colgara el protagonista. Un guiño. Más que eso: el anuncio del camino de desolación que emprende el hombre que duda, que aparenta y que se hundirá.