La rueda

Leer como si fuera la primera vez

NAJAT EL HACHMI

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Tengo la suerte de haberme tenido que leer de un tirón la nueva novela de Ignacio Martínez de PisónLa buena reputación, y recupero unos placeres casi primigenios. Ya sabemos que la lectura fluctúa según nuestra situación vital concreta, pero con este volumen he tenido una extraña sensación de volver al origen, al origen como lectora, como recibidora de historias. Me ha recordado la manera como explicaban las cosas las mujeres de mi familia, entreteniéndose en detalles y tan conscientes de su tarea, tan pendientes de la tensión dramática y de su público y desgranando con placer cada instante que describían.

Esta novela larga sin ninguna página sobrante, tejida con calma y destreza, que habla de temas tan comunes como la familia, el paso del tiempo, la identidad, el amor y el desamor o la muerte, me hace plantearme algunos interrogantes sobre la literatura en general y la novela en particular. Si hace unos años había quien pronosticaba la muerte de la novela (de vez en cuando reaparece este viejo fantasma), ¿no será que en realidad lo que muere es la necesidad de confrontación con nuestro pasado literario a través de la exploración de formas transgresoras? ¿Tiene algún sentido que siempre tengamos que hacer cosas diferentes de las que hizo la generación anterior? ¿Tenemos que posicionarnos siempre respecto de lo que se ha hecho antes y pretender innovar a cada paso? Leyendo a Pisón, estas dudas, estos planteamientos, no solo quedan muy lejos sino que resultan del todo prescindibles y secundarios. La narración es lo importante, es aquello tan fundamental de «ahora os contaré una historia» lo que importa, es el acto mismo de narrar lo que se convierte en central. ¿Y si hubiéramos dado toda la vuelta? ¿Y si ya hemos llegado al final de la historia de la novela y ahora podemos, por fin, hablar de lo que es importante?