LA CLAVE

Lección de historia catalana

En los momentos cruciales del catalanismo moderno se han superpuesto las corrientes integradoras y la lucha partidista

JUANCHO DUMALL

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La lectura de 'La cuestión catalana' (Crítica, septiembre del 2014), escrito por Carme Molinero y Pere Ysàs, catedráticos de Historia Contemporánea de la UAB, tiene el enorme valor de refrescar en estos momentos turbulentos la evolución del catalanismo desde los últimos años de la dictadura de Franco hasta la promulgación del Estatut de 1979. La obra recoge, por tanto, un periodo esencial en la formación de la Catalunya moderna porque abarca desde la recuperación de la democracia española, las elecciones de junio de 1977, el restablecimiento de la Generalitat, el regreso de Tarradellas, la redacción de la Constitución española y la elaboración del Estatut que estuvo vigente hasta el 2006. Lo primero que llama la atención, a la vista de los pronunciamientos de los dirigentes políticos de esa época intensa, es la cantidad de pantallas que hemos devorado desde entonces hasta hoy, desde que el catalanismo mayoritario buscaba un acomodo en la España democrática, hasta hoy mismo, con centenares de alcaldes gritando independencia en el patio del Palau de la Generalitat.

Pero el riguroso estudio de Molinero e Ysàs sugiere otra reflexión: cómo en los momentos cruciales del catalanismo moderno se han superpuesto las grandes corrientes integradoras, como la representada por la Assemblea de Catalunya (no confundir con la muy reciente Assemblea Nacional Catalana), con la encarnizada lucha partidista por el poder, que pudo verse en la 'operación Tarradellas' (el personalismo del president en el exilio contra los parlamentarios catalanes), en el debate constitucional (cuando los términos nación, nacionalidad, derecho de autoderminación y referéndum fueron abordados a fondo)  y en la elaboración del Estatut, donde el primer escollo fue la fórmula para la elección de los diputados al Parlament (un debate hoy no resuelto).

Viaje a Ítaca

En todos los casos se dio la dualidad entre la épica de las grandes proclamas y las operaciones subterráneas. Igual que hoy convive la retórica del viaje a Ítaca con el cálculo electoral, el desafío al Estado con el pulso entre Artur Mas y Oriol Junqueras para ver quién de los dos sale trasquilado.