PEQUEÑO OBSERVATORIO

Las vacaciones de la señora Olivetti

A veces me pregunto si los periodistas lo son porque tienen memoria o tienen mucha memoria porque son periodistas

El sonido de las máquinas de escribir, el hilo musical de la inspiración en 'The Times'

El sonido de las máquinas de escribir, el hilo musical de la inspiración en 'The Times' / periodico

JOSEP MARIA ESPINÀS

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Doy a conocer a los lectores que tienen la buena voluntad de leer, incluso a diario, este pequeño observatorio que EL PERIÓDICO me concede unas semanas de vacaciones. Como el año pasado. Y también, como el año pasado, sé que me pasaré unos días algo descolocado. Porque el hábito del artículo diario es para mí una especie de droga.

No recuerdo qué periodista, ya hace unos cuantos años, me dijo que yo había batido el récord de persistencia en este trabajo, que para mí no es estrictamente un trabajo, más bien un hábito incorporado. Era uno de esos periodistas al los que yo admiro y a los que, alguna vez, he dicho: «Tú lo sabes todo». A veces me pregunto si son periodistas porque tienen memoria o tienen mucha memoria porque son periodistas, un oficio que les lleva –mejor dicho, les obliga– a recordar muchos nombres y muchas fechas. Ante lo que pueda pasar,  me he apuntado en la agenda qué día deberé volver a enviar nuevos artículos para el diario. Reitero que la adicción resulta tan notable que durante los primeros días de abstinencia me siento descolocado. Como si me olvidara de alguna cosa.

En otros tiempos los periodistas no estaban muy considerados. Más bien despreciados. Una persona tan respetable como Menéndez Pelayo me sorprende por su dureza: «No quiero ofenderle diciéndole periodista, aunque algo tiene de ello en sus peores momentos». Se refería al religioso y ensayista Benito Feijoo. Más comprensivo y divertido me parecen los hermanos Goncourt cuando definen qué es un diario: «Unos céntimos de historia en un cucurucho de papel».

Comunico a los lectores que, como digo al principio de este artículo, pienso volver a mi modesto observatorio de la vida. Mi amiga Olivetti, ya viejecita, me agradece que le dé unas semanas de vacaciones. Espero que, durante su descanso, no se deje seducir por algún conquistador y vuelva con todas las teclas.