pequeño observatorio

Las urnas no están armadas

"Repartir hostias" es muy feo. Repartir papeletas, en cambio, se hace pacíficamente

La Policía Nacional carga en la escuela Ramon Llull de Barcelona.

La Policía Nacional carga en la escuela Ramon Llull de Barcelona. / periodico

JOSEP MARIA ESPINÀS

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El lector asiduo de esta columna ya debe de haber deducido que estos artículos no los escribo en el diario, pendiente de la actualidad. Los escribo en casa, tecleando una vieja Olivetti. Unos amigos los trascriben al ordenador y así llegan correctamente al diario. Les doy públicamente las gracias.

Estos días anteriores y posteriores al 1-O han estado repletos de hechos significativos, y algunos muy importantes. Quizá habría ganado el premio la noticia, por dramática y folclórica, de los aplausos con los cuales unos andaluces aclamaron la Guardia Civil que salía de sus cuarteles Guardia Civil  para ir a Catalunya. El portavoz del PP tenía claro qué se tenía que hacer ante el soberanismo catalán: "Repartir hostias como panes". 

Así lo explicaba Julia Camacho, corresponsal de EL PERIÓDICO en Sevilla. Justo es decir que la alcaldesa de Gibraleón protestó por la incitación a la violencia. "Repartir hostias" es muy feo y no creo que al Vaticano le guste mucho esta expresión. Repartir papeletas, en cambio, es un gesto que se hace pacíficamente. Como el lector sabe, llegaron a  Catalunya decenas de policías a los cuales la Fiscalía del Estado dijo que no dejaran salir urnas de los almacenes de los ayuntamientos ni de en ninguna parte. 

No tengo alergia a España

A lo largo de la historia, muchos países han ganado o han perdido territorios. El ejército portugués, reorganizado por el general francés Schomberg, defendió la independencia de Portugal contra las tropas de Felipe IV de Castilla.

Yo no tengo alergia a España. Mis viajes a pie por tierras castellanas fueron muy agradables, e incluso fraternales. He vivido el respeto a las identidades y a las diferencias.     Y ahora he oído a los que gritan: "¡Hay que salvar España!". El himno de Francia todavía dice: "¡A las armas, ciudadanos!". Los catalanes no somos belicosos. Cuando llega la hora gritamos, pacíficamente: "¡A las urnas, ciudadanos!".