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Las tetas de Murdoch

RAMÓN DE ESPAÑA

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Tras proporcionar dos días de alivio al sector progresista local, Rupert Murdoch ha vuelto a colocar en la página tres de The Sun la habitual fotografía de la chica con los pechos al descubierto que tanto alegra la existencia del parado de infinita duración que invierte juiciosamente el cheque del gobierno en whisky y cerveza del pub de la esquina. Murdoch se debe a sus lectores y lo suyo es un acto de coherencia. Sabe que las masas iletradas que hacen como que leen The Sun empiezan el día con más alegría gracias a la chica de la página tres. Y total, para los finolis y los culturetas, el magnate ya tiene The Times. Si el pueblo pide carne, Murdoch se la da.

Quien ha hecho el ridículo es el progresismo británico, que se ha portado como el tonto que ante el dedo que señala la luna se queda mirando el dedo. Si The Sun es un diario infame -que lo es-, la culpable no es la chica de la tercera página, que cobra por sus servicios, sino su propietario, su director y hasta el último de sus colaboradores, conchabados todos ellos para fabricar un producto amarillento, escandaloso, populista, antieuropeo e inmune a la cultura que envenena las mentes de los ciudadanos más cerriles del Reino Unido desde hace décadas. Como es el más dañino de todos los tabloides, es el que más se vende y constituye la fuente principal de información del cazurro británico medio, ya se encuentre éste en Londres, Liverpool, Manchester, Benidorm, Mallorca o la Costa del Sol.

Tomarla con la chica de la página tres es un ejercicio de miopía socio-política extrema que, además, permite a Murdoch mostrarse como un liberal enfrentado a los curillas de la izquierda y a las feministas, que lo quieren tapar todo, las muy mojigatas. El viejo es más listo que sus oponentes. Puede que también sea un energúmeno de extrema derecha que ha infligido un gran daño a los medios de comunicación-el gran Dennis Potter bautizó como Rupert el cáncer que acabaría con él-, pero si todo lo que encontramos para censurarle es la pechugona de la tercera página de The Sun, apaga y vámonos, Karl Marx.