DOS MIRADAS

Las prendas

Vistalegre II fue una batalla ideológica embarrada por el personalismo donde Podemos perdió alguna sonrisa y ganó desconfianza

Iglesias, con Noelia Bail (izquierda), Albano Dante Fachin y Àngels Martínez, ayer en Sant Feliu de Llobregat.

Iglesias, con Noelia Bail (izquierda), Albano Dante Fachin y Àngels Martínez, ayer en Sant Feliu de Llobregat.

EMMA RIVEROLA

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

¿Cuántas prendas puede perder Podemos? Vistalegre II supuso la victoria del rumbo marcado por Pablo Iglesias: ejercer una oposición dura parlamentaria con un pie en la calle. Su modelo estaba enfrentado al de Íñigo ErrejónÍñigo Errejón, partidario de ejercer una política que venciera el miedo a Podemos y permitiera construir mayorías. Uno de los dos tenía que ganar, pero los votantes hubieran preferido un poco menos de encono y más afecto.

Las críticas caen sobre Iglesias como chuzos de punta. Por errores propios, pero también, para tratar de desactivar su opción. Un Podemos asilvestrado es poco maleable y, por tanto, mucho más incómodo. Si la desigualdad sigue avanzando, si la socialdemocracia sigue buscándose a sí misma y el socialismo sigue perdido, Iglesias habrá marcado el rumbo correcto. Si no, quedará Errejón.

EN CATALUNYA, TAMBIÉN

Vistalegre II fue una batalla ideológica embarrada por el personalismo.personalismo. Con el centrifugado, Podemos perdió alguna sonrisa y ganó la desconfianza, cuando no hostilidad, de muchos. Ahora, en Catalunya, Podem también se enfrenta a un momento crucial: formar parte o no de la nueva confluencia de izquierdasconfluencia de izquierdas. Desavenencias en la elaboración de la lista y su votación parecen el obstáculo. Es obvio que ningún partido quiere perder liderazgo, pero descabalgarse de la unión solo sumará debilidad. Imperdonable en una Catalunya que necesitar repensarse desde el compromiso social. La izquierda ya sabe dónde pierde siempre las prendas.