EDITORIAL

Las memorias de la Modelo

A pocos días de su cierre definitivo, la sombra de la Modelo se yergue también como un testimonio imborrable de la historia de Barcelona

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El escritor y columnista de EL PERIODICO Javier Pérez Andújar describe a la Modelo como «la cárcel más cutre, la más humilde». A pocos días de su cierre definitivo, su sombra se yergue también como un testimonio imborrable de la historia de Barcelona, un espejo deformado del país en los últimos 113 años. Por sus galerías han pasado personajes de todo tipo que nos hablan de luchas y movimientos sociales, de guerra y represión, de delincuencia común y lucha por la democracia. Después de cuatro décadas de lucha vecinal en la reivindicación del espacio que ocupa la Modelo, lo que fueron paredes manchadas de soledad y reclusión se convertirán en luminosos espacios para la convivencia, pero la Modelo seguirá siendo, en la memoria de la ciudad, un reflejo de los cambios sociales, de los vaivenes del tiempo, de las distintas culturas que conformaron una determinada cultura, la que se fraguó entre rejas.

La Modelo ha sido 'habitada' por presos comunes, poetas y periodistas, políticos, intelectuales, artistas y mafiosos. Lo que nació en 1904 como un intento de reconvertir la mezquindad de los presidios urbanos se convirtió en ejemplo de aquello que pretendía combatir: insalubridad y hacinamiento. La Modelo, con la terrible losa de los 1.600 ejecutados durante la posguerra, es símbolo de la sinrazón y el odio, hasta llegar al garrote vil de Puig Antich en 1974. El memorial previsto en su nombre acogerá también a todos aquellos que allí malvivieron y murieron.