Geometría variable

Las lecciones de Merkel a España

JOAN TAPIA

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Cuatro grandes lecciones podemos sacar en España del triunfo de Angela Merkel en las elecciones alemanas del pasado domingo.

La primera es que los resultados económicos cuentan mucho más que las discusiones doctrinales sobre el progresismo de la política económica. Los alemanes han tomado nota de que tienen un paro del 6,8% frente a más del 12% de media en la UE, tasa que además es menor a la de antes de la crisis. Ya puede haber intelectuales españoles -y sindicalistas- que critiquen la precariedad laboral y los 'minijobs'; la realidad es que los alemanes los prefieren a un paro más alto (y los jóvenes españoles que emigran también). Pero el modelo alemán es difícilmente aplicable a España porque se basa en empresas potentes y sindicatos fuertes que son capaces de negociar a cara de perro y acabar pactando. En España esto solo sucede -y con buenos resultados- en el sector del automóvil, que exporta el 90% de lo que produce.

La segunda es la relevancia del liderazgo. La CDU-CSU de Merkel ha subido ocho puntos (del 33 al 41%), pero solo gracias al desastre del tradicional partido liberal (FDP) que ha perdido más de 10 y que al no llegar al 5% de los votos sale del Parlamento por primera vez desde 1949. Ello se debe al inteligente y cauteloso liderazgo de Merkel entre las clases medias (quizás más de sintonía personal y social que ideológica) y al desastre del partido liberal. Este, tras el gran éxito cosechado en las elecciones del 2009 (15% de los votos), ha tenido tres líderes distintos, ninguno de los cuales ha sabido defender su especificidad ante Merkel, que se ha comido todo el centro-derecha.

La tercera conclusión es que la política es compleja. Pese al gran triunfo de la CDU, la oposición va a tener más diputados y un pacto de la izquierda -imposible hoy por la actitud dogmática de Die Linke- tendría mayoría absoluta. La victoria de Merkel es amarga, pues necesita llegar a un pacto con el SPD que no será fácil porque los socialistas no salieron bien parados del gobierno de gran coalición del 2005 (en el 2009 tuvieron el peor resultado de su historia con el 23% de los votos). Y aunque hubiera obtenido mayoría absoluta, hubiera necesitado pactar porque los contrapesos del sistema federal (que escandalizarán a mucho Madrid) hacen que esté muy lejos de la mayoría en el Bundesrat (el Senado), dominado por la oposición.

La cuarta es que la política alemana hacia el euro se inflexionará algo, pero no demasiado. Lo más probable es que al final haya una gran coalición formal o gran coalición en la sombra (ya en la anterior legislatura, los programas de ayuda europeo se aprobaron con votos contrarios de algunos diputados de la CDU y el apoyo del SPD). La política de Merkel de ayudar al euro con suma cautela pero todo lo imprescindible se suavizará. Pero no va a haber un gran cambio. El electorado alemán teme -los buenos resultados de la euroescéptica Alternativa por Alemania, que ha estado a punto de entrar en el Parlamento, lo demuestran- que los eurobonos o las ayudas a los países del sur acaben siendo pagados por los alemanes mediante una subida de impuestos. Algo que el  electorado, tentado por la idea de que Alemania sea europea pero también una gran Suiza, ve con sumo recelo, compartido por cierto por la Corte Constitucional de Karlsuhe.