Desigualdades sexistas

Las ingenieras son de Marte y los esteticistas de Venus

Hay barreras invisibles que dificultan que las mujeres promocionen profesionalmente, accedan a cargos directivos y tengan posibilidad de influir

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MARIA EUGÈNIA MARÍN MINGUEZ

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¿Somos sexistas? Probablemente diríamos que no, pero la mayoría no es consciente de serlo. ¿Cómo podemos saber si, en nuestros comportamientos diarios, normalizados y habituales, estamos reproduciendo costumbres y rasgos sexistas? Si no nos han educado ni enseñado sus consecuencias, se nos hace muy difícil evitarlo. Pero, es necesario saber que afecta a todas y cada una de las esferas de nuestra vida: social, personal, familiar y laboral.

Aunque estamos en continuo proceso de cambio y queremos avanzar hacia una sociedad totalmente igualitaria, el rol tradicional de las mujeres sigue estando ligado a las tareas domésticas y de cuidado, es decir, un ámbito invisible, no valorado y no remunerado; en cambio, el rol de los hombres se corresponde con la ocupación del espacio público, el trabajo productivo y ser el 'breadwinner' del hogar (los que se ganan el pan y se encargan de proveer a la familia).

EL FUTURO DEL BEBÉ

Incluso antes de nacer, cuando le preguntamos a una mujer embarazada el sexo de la criatura que espera, en nuestro imaginario ya estamos construyendo el futuro del bebé en función de si es niño o niña. ¿No os parece que ya nos han etiquetado antes de poder elegir? Por lo tanto, nos enseñan y aprendemos a ser hombre o mujer de manera diferencial, incluso opuesta. Y a lo largo de todas las etapas de nuestra vida nos refuerzan esta identidad de género desigual. Ya sea en la escuela, los medios de comunicación, el lenguaje, en las empresas, como en nuestras relaciones personales y familiares, se reproducen los estereotipos que, consciente o inconscientemente, atribuimos a cada sexo.

Y esto tiene un doble impacto: por un lado, en nuestras actitudes y, por tanto, en lo que hacemos; y por otro lado, en lo que recibimos, y, por tanto, en los obstáculos que nos encontramos. Será difícil llegar a tener un mercado de trabajo igualitario e inclusivo si desde la infancia nos orientan hacia un camino condicionado por sexismo.

SIN MODELOS DE REFERENCIA

¿Dónde están las ingenieras, las 'brokers', las científicas, las banqueras, las cirujanas y las empresarias? Y del mismo modo, donde están los esteticistas, los maestros de educación infantil, los enfermeros, los trabajadores sociales y los cajeros? Probablemente sea consecuencia de varios factores y la falta de modelos de referencia es uno. Las tramas de las series de televisión, los anuncios de publicidad, las vidas de los personajes de los cuentos y los ejemplos históricos de los libros de texto casi siempre refuerzan los estereotipos sexistas y no incluyen la diversidad. Esto no ayuda a despertar en los hombres vocaciones en el ámbito social, ni a las mujeres a contemplar profesiones del mundo tecnológico, por ejemplo.

Aparte de la feminización y la masculinización de las ocupaciones, hay barreras invisibles que dificultan que las mujeres promocionen profesionalmente, accedan a cargos directivos y tengan posibilidad de influir en las decisiones. Porque los falsos mitos nos dicen que ni la ambición es femenina ni el liderazgo es cosa de mujeres, y no ayudan a romper el techo de cristal. Michelle Bachellet, primera directora de ONU Mujeres, decía que "si una mujer llega a la política, cambia la mujer; pero si muchas mujeres llegan a la política, cambia la política".

Los cambios no se logran de un día para otro y seguramente no transformaremos el mercado de trabajo hasta que no se incorporen las futuras generaciones que hayan crecido con una educación no sexista. Y eso no pasa solo: es una responsabilidad compartida entre el mundo académico, institucional, político y económico. Desde Barcelona Activa trabajamos para sensibilizar, informar y formar a las personas trabajadoras y las empresas en la evolución hacia un entorno laboral igualitario, donde la diferencia y la diversidad sean factores de inclusión y de enriquecimiento personal y profesional. Sumando esfuerzos y tejiendo complicidades podremos conseguirlo.