Barcelona y el turismo masivo

Las fugas de la tasa turística

No es justo que el impuesto grave únicamente a una parte del sector del alojamiento de la ciudad

Las fugas de la tasa turística_MEDIA_2

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JOSEP-FRANCESC VALLS

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¿Es un tema menor el de la tasa turística dentro de los cambios que requiere el turismo en la ciudad de Barcelona? Si no hay fondos ordinarios para impulsar el turismo, no queda otro remedio que obtenerlos vía impuestos. Hace años que el sector público tiene cometidos sociales mucho más urgentes como para dedicar las partidas necesarias a la mejora del sector turístico. Hubiera sido fantástico que el sector privado hubiera contemplado esta oportunidad de implantarla a mediados de la década pasada.

El ayuntamiento pretendió impulsarla a nivel local, pero el sector se cerró en banda. Era un momento estupendo para crear una tasa turística en la ciudad por dos motivos. El primero, la bonanza económica permitía entonces fijar la contribución de cada turista por el uso de la ciudad. Y el segundo, el ayuntamiento recibiría completa toda la recaudación y la podría dedicar al desarrollo turístico de la ciudad en plena expansión en consenso con el sector. En el 2012 llegó tarde y mal para los intereses de la ciudad. La norma la implantó la Generalitat con las arcas exhaustas, en los peores años de la crisis. A pesar de que Barcelona se lleva la parte del león (9,5 millones, más un extra de 2 millones), solamente cobra un tercio de lo aportado (22,2 millones, la mitad de todo lo que recauda Catalunya).

Aunque se ha consolidado una recaudación global de la mitad de lo previsto en el 2012 (el primer escenario especulaba con cerca de 80 millones de euros), nadie está ya por la labor de erradicar la tasa. El sentido común dicta que aunque gravar un consumo es inflacionario en sí mismo, tasa turística 0 equivaldría a ingresos 0 y baja o nula capacidad de mejorar la oferta turística.

LOS INGRESOS GLOBALES

La cuestión se centra ahora en estirar más dinero de los ingresos globales. En las negociaciones de la Comisión Mixta con la Generalitat, el ayuntamiento reclama el 100% de lo aportado por el alojamiento en Barcelona, esos 22,2 millones. Incrementar esa aportación va a depender de que la parte municipal convenza de la extraordinaria influencia de la ciudad en las visitas de los turistas a Catalunya. Existe un anclaje. Al implantarse la tasa se pactó en su momento que, por el carácter especial de Barcelona, dicho porcentaje se elevaría progresivamente hasta el 48% de lo recaudado por la ciudad, aunque nunca se ha vuelto a tratar el asunto.

No se nos ocurre pensar que la mejora de los ingresos de Barcelona reduzca lo que recibe el resto de los municipios catalanes. Por tanto, habría que negociar sobre el 70% de los fondos que gestiona directamente la Generalitat. Con los tiempos que corren, la negociación no parece sencilla. Si por esta vía hay poco que estirar, en el Plan Estratégico de Turismo que está ultimando el ayuntamiento se abre un nuevo frente muy interesante.

Los que abonan la tasa, es decir, los hoteles, los apartamentos turísticos, los cámpings, las casas rurales, las viviendas de uso turístico y los cruceros con más de 12 horas de pernoctación en la ciudad, no representan ni mucho menos el total de los viajeros. El ayuntamiento desea aplicar una tasa más democrática. No es justo cargarla solo sobre el alojamiento. ¿Resulta fácil encontrar las fugas? Hay que rastrear las actividades, las visitas y los eventos que genera diariamente la ciudad y tasar a autocares, cruceros de menos de 12 horas de atraque, apartamentos y viviendas de uso turístico o directamente a las instituciones. No parece complicado identificar a esos públicos que usan la ciudad ni a sus intermediarios. Una primera aproximación aumentaría el número de sujetos de la tasa turística entre el 30% y el 40%.

LA GESTIÓN

Otro asunto es cómo gestionar la tasa. Los depositarios de los fondos son los ayuntamientos y estos deberán atenerse a los criterios de competitividad del sector turístico, que propone la normativa. No son otros que la promoción turística de Catalunya, el impulso del turismo sostenible, responsable y de calidad, y la protección, preservación, recuperación y mejora de los recursos turísticos, el fomento, la creación y la mejora de los productos turísticos, el desarrollo de infraestructuras relacionadas con el turismo. Invertir dinero en aquellos barrios que reciben el impacto negativo como consecuencia de los flujos turísticos, ¿se engloba dentro del espíritu de la ley?

No nos cabe ninguna duda de que el criterio de competitividad referido incluye esta acción y otras muchas tendentes a mejorar la oferta para reducir clientes, preservar la identidad de cada zona, descongestionar las más densas esponjándolas, descentralizar la oferta, implantar y controlar una normativa de terrazas... Sería bueno utilizar la tasa turística también para todo eso. No es un tema menor.