El análisis de los resultados electorales

Las encuestas y el 20-N

En Catalunya, el voto anti-PP ha seguido movilizando, pero ya no se ha concentrado en el PSC

Las encuestas y el 20-N_MEDIA_2

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ÀNGELS PONT

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Los meses previos a las elecciones generales, los que nos dedicamos a la demoscopia oímos a menudo que esta vez las encuestas lo tenían fácil. Todos los sondeos daban por seguro que el PP ganaría holgadamente las elecciones en España, y los resultados han confirmado las principales predicciones: una mayoría absoluta del PP, la derrota más importante del PSOE y un notable incremento del voto del resto de opciones.

Ahora bien, la certeza que había en España no se trasladaba a Catalunya, dado que la mayoría de sondeos alertaban de cambios significativos en el mapa electoral, lo que podía generar alguna sorpresa. Eso sí, todas las encuestas indicaban las mismas tendencias, que se han acabado confirmando: un importante descenso del PSC, una subida de CiU, PPC e ICV-EUiA y un sostenimiento a la baja de las posiciones de ERC. Ahora bien, ninguna de las estimaciones publicadas dio como ganadora a la federación nacionalista y buena parte de ellas preveía una ajustada disputa entre CiU y el PP por el segundo lugar, siempre por detrás del PSC.

Un análisis a posteriori de las encuestas nos ayuda a entender cómo se ha producido este tsunami en el mapa electoral catalán, sin dejar de tener en cuenta la incidencia que la campaña electoral terminase teniendo. No podemos olvidar que, según el último barómetro del Centre d'Estudis d'Opinió, un 30% de los electores deciden su voto durante la campaña, lo que significa que más de un millón y medio de electores no sabían exactamente cuál sería su voto 15 días antes del 20-N. Esta indecisión toma más fuerza ante un escenario de cambio e incertidumbre, que era precisamente el clima dominante en Catalunya antes de las elecciones.

Repasando las previsiones se observa, en primer lugar, que el PSC no solo no movilizó en su favor a sus votantes del 2008 indecisos, sino que estos acabaron en otro partido, especialmente CiU, o en la abstención. Los socialistas, en las generales anteriores, habían obtenido más votos prestados que nunca, y de ahí que su derrota sea más acentuada en Catalunya que en ningún otro lugar. También es por eso que las estimaciones, a pesar de la fuerte caída pronosticada, se quedaron cortas.

En segundo lugar, todas las encuestas preveían unos resultados ajustados entre CiU y el PP, y finalmente la diferencia entre ambos ha sido de casi nueve puntos. Lamarea azul anunciada a nivel español parece que hinchó los indicadores relativos al PP en Catalunya. El tradicional voto oculto del PP no ha existido en estas elecciones y los estimadores multiplicadores, que tradicionalmente funcionaban, no eran necesarios en esta ocasión, como sí lo habían sido en elecciones anteriores.

Con CiU ha pasado lo contrario que con el PP. El incremento que se estimaba para la coalición nacionalista era más moderado, pero en cambio tenía mayor fortaleza. Ya avisábamos en la encuesta que el EL PERIODICO publicó el 14 de noviembre de que CiU se situaba segunda en intención directa de voto, pero primera en voto decidido. De las diversas ocasiones en que GESOP ha utilizado estos dos indicadores, es la primera vez que el primer partido en uno y otro no coincide. De hecho, el mismo indicador pone de manifiesto una menor solidez en la intención de voto no solo del PSC sino también del PP.

En cambio, los resultados tanto de ICV-EUiA como de ERC han respondido a lo que se estimaba. Las últimas semanas, las encuestas ya anunciaban una mejora significativa de las expectativas de los republicanos en comparación con lo que se preveía meses atrás. Y también pronosticaban un incremento significativo del apoyo a los ecosocialistas, que han recogido a una parte de los desencantados del PSC.

El examen de los análisis previos a los comicios resulta muy interesante porque nos permite matizar las interpretaciones y valorar el impacto de las campañas de cada partido y sus candidatos en los resultados finales. También son muy útiles para sacar conclusiones sobre los tipos de cambios que se han producido. Avancemos algunas.1.La victoria de CiU es fruto de la fidelidad de sus votantes y los votos cedidos o devueltos del PSC.

2.La derrota del PSC ha beneficiado a prácticamente todos sus adversarios, especialmente a la federación nacionalista, pero también al PP e ICV-EUiA, así como a la abstención.3.El voto anti-PP en Catalunya ha continuado movilizando, pero se ha dispersado entre varias alternativas en lugar de concentrarse en una.4.La fuerza de las opciones sin representación (partidos minoritarios, votos en blanco y nulos) reafirma la existencia de un cierto malestar, especialmente entre los más jóvenes, segmento en el que es posible que sumen más votos que más de una de las fuerzas políticas que han obtenido representación.

Estos patrones que han caracterizado el cambio político en Catalunya el 20-N ya se habían expresado en las autonómicas y municipales celebradas en los últimos 12 meses. Con las generales se cierra un ciclo electoral que deberemos ver cómo evoluciona a medio plazo, después de que cada fuerza política haya hecho la adecuada reflexión sobre los resultados. Directora de GESOP. También firma el

artículo Daniel Solís, del mismo gabinete.