Al contrataque

Las dos líneas

ERNEST FOLCH

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Tal día como hoy aquel Ángel Acebes entró en la historia de la política. Alguien dirá con razón que él no tuvo ningún mérito, que el ministro de los Legionarios de Cristo era solo el ventrílocuo de aquel Aznar que volvía victorioso de las Azores, pero nadie podrá negar que fue su boca de niño la que pronunció el hechizo para la posteridad: «Hay dos líneas de investigación». Hace exactamente 10 años el PP acababa de parir el gran invento de la política española moderna, que consiste en hacer discurrir la ficción por un camino paralelo al de la realidad, es decir, en blanquear la mentira a través de la verdad. Aquel sapo monumental que se tragaron unos cuantos periódicos como un anticipo del colapso actual del periodismo no sirvió, por supuesto, para evitar la merecida debacle electoral del 14-M, pero fue a la larga la base sobre la cual el monstruo aparentemente derrotado en aquellas elecciones volvió a renacer de sus propias cenizas unos años después.

Paranoia monumental

En la posterior travesía del desierto, el partido somatizó la derrota como una conspiración judeomasónica, roja por supuesto, y desde entonces en los mentideros ultras la palabra «Zapatero» es sinónimo de golpe de Estado. Hasta el mismísimo día de hoy, el PP ha mantenido vivo el fuego sagrado de las dos líneas de investigación con el mismo esmero que los desesperados homínidos de En busca del fuego: siempre que la llama ha estado a punto de apagarse ha salido alguien a recordarnos que, quién sabe, quizá fue ETA, en coherencia con ese principio que dice que todo lo que no gusta, todo, es ETA. Hace escasas horas, por si alguien tenía alguna duda de que la pesadilla sigue viva, la conspiración se mantenía insinuada en las vagas palabras del mismísimo presidente de la Comunidad de Madrid, de María Dolores de Cospedal y, por supuesto,  de este Rouco Varela dispuesto a morir matando.

Al calor de esta monumental paranoia, cocida a fuego lento con el dolor de los muertos, el PP inició la excursión hacia la extrema derecha y las dos líneas de investigación fueron el precedente de las dos líneas con las que ha dividido todo lo que se ha encontrado por el camino, desde la ley del aborto hasta el proceso catalán, de tal manera que los hechos objetivos han sido siempre avanzados por la derecha por fantasías paralelas. Al olvidado Acebes habrá que reconocerle al menos que fue el pionero en verbalizar la senda que tantos frutos ha dado después a su partido. Todas esas montañas de libros, millones de artículos, centenares de portadas, incontables horas de radio en las que se tergiversa, se niega y se esconde la verdad judicial hasta convertirla en una bruma temible provienen de aquel 13 de marzo en el que, 50 horas después de los 191 muertos, el ministro seguía resistiendo, heroico, con sus realidades paralelas. Las dos líneas ya tienen diez años: he aquí la auténtica efeméride.