DOS MIRADAS

Las calles

Viva la calle altavoz, pero busquemos las respuestas y soluciones en otros lugares

EMMA RIVEROLA

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Viva la calle como expresióncalle. Pero vivan las urnas como única, fiable y racional forma de manifestar la voluntad de los ciudadanos. Las calles tienen demasiadas pretensiones, enseguida se visten de pueblo. Las urnas solo expresan la íntima aspiración de cada ciudadano. Y no, las urnas del 1-O1-O, por desgracia, no sirvieron para la democracia y, menos, mucho menos, para la convivencia. La jornada solo se saldó con una vergüenza y un dolor inmensos.

Viva la calle como reivindicacióncomo reivindicación, como altavoz. Pero busquemos las respuestas, las soluciones, en otros lugares. La calle es el lugar común de todos, pero también se mancha con facilidad. Y ahí, entre borrones, hay demasiadas sombras, excluyentes y amenazadoras, que quieren erigirse en protagonistas.

Defensa de la unidad

La ultraderecha se infiltra en la defensa de la unidad de España. Del mismo modo que una misma temeraria, excluyente y peligrosa intransigencia, con reminiscencias ultramontanas, se asoma en algunas voces del independentismo. Ambos son monstruos antiguos, que más que permanecer dormidos habían dejado su traje en el baúl de la España negra.

Hoy, a unos y a otros, en un intento de dar forma patria al fascismo y la xenofobia que recorre Europa, por un trasnochado romanticismo o, directamente, por una mezcla de ignorancia, fanatismo y soberbia, se les ha ocurrido sacar el disfraz a pasear. Patética y peligrosa mascarada que corre el riesgo de quedarse adherida en los rostros.