Ante las elecciones del 26-J

El lago catalán ya es radical

Soberanismo, izquierda y voluntad de cambio son las tres corrientes de fondo en la sociedad catalana actual

ilustracion de leonard  beard

ilustracion de leonard beard / periodico

XAVIER BRU DE SALA

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Más soberanismo. Más izquierdas. Más cambio. He aquí las tres corrientes de fondo de la sociedad catalana. Tres corrientes rumbo a un país que disponga de instrumentos para mejorar y equilibrarse. A los dos ejes tradicionales de aquel lago en otros tiempos tan plácido (derecha-izquierda y catalanismo-españolismo), hay que añadir el del cambio. Los tres son imprescindibles para trazar cualquier mapa con posibilidades de acierto. Las tres corrientes no acaban de confluir, pero están lejos de enfrentarse. Cada una de los tres, por separado, es mayoritaria. Si agregamos los ciudadanos de todas las corrientes, observaremos que más de un 80% de la sociedad participa de estos movimientos tectónicos y vota en consecuencia. Si excluimos a los moderados, el porcentaje todavía supera el 50%.

Atención, pues, al dato, insospechado, inédito, todavía no asimilado por las élites: más de la mitad de los catalanes son radicales y votan opciones radicales, sea en el campo soberanista, en el de la izquierda o en los dos. Si alguien piensa que buena parte de este radicalismo es impostada que ponga el porcentaje de impostación en la cuenta del inmovilismo hispánico y el retroceso social. Si alguien piensa que el dato es insignificante, y que el viejo orden se impondrá de nuevo como la calma después del temporal, que repase los resultados de las elecciones. La tensión es persistente y palpable. Si topa con el dique de siempre, crecerá.

LAS GRANDES CIFRAS DE LAS ELECCIONES GENERALES

Repasamos las grandes cifras de las elecciones generales desde el 2008 hasta el presente, donde todo está en proceso. PSC, de 25 a 8 escaños. CiU, en pleno 'dragon khan', de 10 en el 2008 a 16 en el 2011 y el 20-D a 8. ERC, de 3 a 9. IC, 1 diputado en el 2008 pero los 'comunes' victoria y 12 en las últimas. La derecha españolista, con la sigla del PP o dividida entre PP y C's, casi inmóvil alrededor de 10.

Sobre los 47 diputados, 29 son de izquierdas (Comú, ERC, PSC) contra 18 de derechas o centroderecha (CDC, C's, PP). El soberanismo cuenta también con 29 diputados (Comú, ERC, CDC) contra 18 a favor del statu quo (PSC, C's, PP). Los partidarios de cambiar las cosas suben a 42 (Comú, ERC, CDC, PSC y C's) contra 5 del PP. A favor de cambios radicales: 29 (Comú, ERC y CDC) contra los 18 constitucionalistas de PSC, C's y PP. Cada corriente por separado dispone de 29 diputados. No son bloques políticos porque en el interior no suman. Pero existen y son determinantes.

Quien quiera prever tendencias de futuro que puntúe del cero al diez los diferentes partidos en cada uno de los tres ejes. La media por donde transita la centralidad ronda los 20 o 21 sobre 30 y señala una centralidad radical. Cuanto más lejos de la media, peor. La CUP suma 30, (10 de izquierda, 10 de soberanismo, y 10 de cambio). El PP, 3 o 4 en el eje derecha-izquierda, y cero en los demás. Ambos a la cola. El PSC se mueve sobre los 10 puntos (6 justillo en izquierda, 1 o 2 en soberanismo y 2 o 3 en el de cambio). C's, mejor posicionado, 5 por centrista y 6 o 7 por favorable a cambios, aprovecha la contracorriente que se opone al soberanismo. CDC no pasa de los 16 o 17 puntos (5 por centrista, 8 por soberanista y 4 o 5 por cambio). Los que más se acercan al espacio de intersección de la nueva centralidad radical son, por si hay que especificarlo, ERC y En Comú. Por eso van hacia arriba.

CDC, EN MEDIO DE CASI TODO

En nombre del independentismo, CDC había virado hacia la izquierda. Ahora se arrepiente. A pesar del descenso, se encuentra en medio de casi todo, puesto que puede modular el ritmo del soberanismo y todavía es imprescindible para afianzar cambios. Un regreso parcial al orden, o sea hacia la derecha, la alejará aún más de la nueva centralidad. En este sentido, la batalla, simbólica pero crucial, contra la pretensión de aligerar el IRPF de los de bajo y aumentar la del ático, es un error monumental que los convergentes pagarán en las urnas. Ahora ya solo pueden perder votos en una sola dirección, hacia la izquierda independentista, y son demasiados radicales para recuperar nada del centro.

La derechización de CDC debilita la corriente soberanista y la del cambio. El antisoberanismo del PSC debilita a la izquierda. CDC y PSC impiden que las tres corrientes sumen y generen un impulso imparable. Lo que está por ver es si las dos fuerzas que se perfilan como hegemónicas, Comú y ERC, acabarán confluyendo y, sobre todo, hasta qué punto la posible confluencia convertirá una suma hoy por hoy insuficiente en multiplicación mayoritaria (a la cual se añadiría la CUP). Esta es la incógnita mayor de Catalunya. Cuanto más incrementen Comú y ERC el 26-J, más cerca estaremos de una mayoría que puede ser impresionante, imparable desde fuera, pero sometida a contradicciones y batallas internas que la pueden conducir a repetir el naufragio de la actual.