En el lago de Banyoles

Es natural que quieras cambiar, después de todo lo que ustedes ya saben, después de viajes alrededor del mundo, de persecuciones implacables contra el Mal, de salvar el planeta a base de armas sofisticadas, coches supersónicos y relojes cargados con proyectiles venenosos. Tras haber caído en manos de mujeres seductoras y malas y de mujeres seductoras y cómplices, y de mujeres seductoras sin filiación política. Y después de toda la parafernalia del «Bond, James Bond», y la madre que los matriculó.

Es por eso que estoy evaluando con un cierto interés un cambio de rumbo en mi trayectoria. Acabo de recibir la propuesta de un cineasta de Banyoles, de nombre Albert Serra, que me propone rodar una película en la que, como vestuario, solo llevaré el bañador que exhibía Sean Connery. Se trata de hacer la travesía del lago de la población, una actividad tradicional, en busca de un famoso dragón que se esconde desde tiempo inmemorial. Después, como no lo habré encontrado, y aún con el bañador, caminaré desde Banyoles hasta la raya de Francia. El guion dice: «James Bond, con el bañador, cazará setas hasta que llegue a Francia». Desconozco el contenido de la expresióncazar setas, pero ya me la explicarán. Luego, una vez en Francia, continuaré caminando y haré la travesía de los Pirineos.

Todo ello sin armas, sin chicas seductoras y sin muchos diálogos. Solo se trata de saludar a la gente que te encuentres por el camino. La película se llamará: Tu país es aquel donde dices Bond día y te contestan Bond día». Será una película de arte y ensayo, creo.