La clave

La vuelta al 27-S en 80 días

ENRIC HERNÀNDEZ

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Se supone que la misión de los medios de comunicación es averiguar lo que pasa, interpretarlo correctamente y contárselo sin dobleces a la ciudadanía. Dicho así parece fácil, pero me gustaría que los maestros del periodismo se instalaran un tiempo en Catalunya y nos enseñaran a nosotros, pobres aprendices, a narrar la realidad cuando en realidad la realidad no existe. O cuando el abismo entre lo que los políticos dicen en público y lo que en verdad piensan es tal que uno ya no sabe si publica crónicas políticas o cuentos de hadas.

Si nos atenemos a la palabra dicha, CDC, Esquerra y la CUP estarían dispuestas a hibernar como partidos y a enviar al paro a sus cuadros con tal de que una lista cívica soberanista ganase las elecciones del 27-S, declarase unilateralmente la independencia, instituyera la República catalana y convocase elecciones constituyentes. Sin desconfiar del arrojo de cuantos suscriben tan sensata estrategia, sí cabe preguntarse, al menos, con qué amparo jurídico, legislativo, policial, militar, tributario, financiero e internacional contaría Catalunya para erigirse en pocos meses en un nuevo Estado de la UE, cuando en los últimos tres años no ha logrado celebrar siquiera una consulta no vinculante, objetivo ligeramente menos ambicioso.

La lista de Mas, sin Mas

Si al final cristaliza la lista cívica sin partidos ni políticos lista cívica sin partidos ni políticos que ERC opone como cortafuegos ante el penúltimo envite de Artur Mas Artur Mas -y que la CUP abona a regañadientes CUP con idéntico propósito-, el 'president' habrá arrastrado a toda la familia soberanista al marco mental que dibujó en su conferencia del 25 de noviembre: para que las elecciones sean en verdad plebiscitarias, es preciso que el independentismo se una y congele temporalmente debates ideológicos de orden menor como la justicia social, el modelo económico o el repudio de la corrupción. Porque es obvio que, despojada de las siglas y de sus gestores, esa candidatura concurriría a las elecciones sin más programa que la independencia como fin en sí mismo. Sería la lista de Mas, pero sin Mas.

Pero mejor no avanzar acontecimientos. A 80 días del 27-S, el mundo aún puede dar más vueltas.