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La vida es ya

RISTO MEJIDE

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Mi admirado Hematocrítico mantiene el tumblr

«Vamos a morir todos» (amorirtodos.tumblr.com) que, como su propio nombre indica, es de lo más optimista y existencial. Una tras otra, las actualizaciones te van contando hace cuánto se estrenó aquella película que pensabas que es reciente, o aquel disco que creías que sólo tenía cuatro días. Y resulta que entras, lo revisas y no. Además tiene la mala leche de publicarlo siempre en el mismo orden: primero, la fecha en la que se cumple la efemérides, segundo, el contenido del que se trata, con lo que consigue emocionarte, piensas «sí, sí, yo estaba allí», y entonces, con una tipografía en negrilla, como recalcándote lo viejo que te has hecho, te mete el zasca de los años que esa pieza o persona acaba de cumplir. Cristina Rosenvinge, 50 años. Plasca. Human Behaviour de Björk, 21 años. Scatúmmm. Lordi, el grupo gore que ganó Eurovisión… hace 8 años. Cómotequedas. Common People de Jarvis Cocker y su Pulp, 19 años ya. Pimba. Y la definitiva, Los Vigilantes de la Playa, 25 años. Plasca plasca.

No te das cuenta, y la vida no pasa, porque en la vida se está. Pero lo que sí pasan son las cosas que creías recientes, y cuando alguien se pone a fecharlas -gracias Miguel-, de pronto y por un segundo, eres consciente de tu propia edad. Y sí, ya sé que la edad es sólo un número, pero como todos los números, es el que es, y salvo que seas un político contando manifestantes, el dato dice lo que dice. Un puñado de años que se acumulan con la única esperanza y ninguna garantía de que además de arrugas guarden también algo útil en forma de experiencia.

De repente, los futbolistas a los que admirabas son casi todos entrenadores. Ese actor rebelde e indie que te gustaba por indomable y contestatario, produce sus propias películas mainstream con una gran multinacional. Y los cantantes con los que creciste cagándote en todo ya sólo editan recopilatorios en cofre deluxe y dan giras en teatros para que el aforo esté cómodamente sentado.

Ya sólo coges borracheras con buen vino, hace años que no pisas un local de comida rápida, pues sólo mirarlo te subiría el colesterol y a la palabra joven le aplicas un lifting semántico de tal manera que abarque desde la edad que te gustaría tener hasta los años que piensas que le queda a tu líbido. Los 50 son los nuevos 40. Y los 40 los nuevos 30. Y los 30 los nuevos 20. Y los 20 los nuevos 10. Y los de 10 son neonatos, ¿eh campeón?

Te das cuenta de que hay prendas en tu armario que ya son ridículas y piensas cómo es posible que salieses con eso puesto a la calle. Y aún así algún día lo intentas, pero enseguida desistes y acabas donando esa ropa con la sensación de que donas parte de tu historia reciente. Y de reciente nada, moñada. Amorirtodos.tumblr.com

Por eso te escribo este texto, desde el buen rollo y la urgencia existencial, para recordarte simplemente que la vida es ya. Que si has de hacer algo, no lo dejes ni para después. Que lo hagas, sí, pero ya mismo. Que jamás esperes. Porque esperar es creerte la milonga que te cuenta el futuro. Un futuro que muchas veces ni llega, y para entonces ponte tú a reclamar.

Que a esta vida que tienes hay que exigirle mucho, y si no te lo da por las buenas, tendrás que tomárselo por las malas. Que hay algo bueno en la impaciencia si a lo que te lleva es a matar la inercia vital. Que no es que haya que hacerlo todo, pero sí hay que hacerlo ya.

Mira, yo no creo en las crisis de los números redondos. Hay gente que lleva en ese tipo de crisis toda su vida.

Pero sí creo que, como una vez me dijo un amigo, hay algo que será impepinable al día siguiente de cumplir 40.

Que estarás más cerca de los 60 que de los 20.