La vida de los otros

RAMON DE ESPAÑA

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Como tantos otros escritores de mérito, Ignacio Vidal-Folch lleva años publicando libros magníficos que cosechan unas críticas excelentes y unas ventas tirando a discretas. ¿Mejorarán éstas ahora que le acaban de conceder el premio Ciutat de Barcelona de literatura en castellano por su última novela, 'Pronto seremos felices'? Ojalá. Yo, de momento, me alegro por él, pues no en vano somos amigos desde hace casi 40 años, en los que nos hemos ido intercambiando todo lo que escribíamos y en los que los consejos, no siempre seguidos, han sido de ida y vuelta.

Y como a mí nunca me van a dar el Ciutat de Barcelona, a no ser que se cree un premio a las Ganas de Incordiar al Alcalde, me alegra, por lo menos, que se lo den a alguien que es al mismo tiempo un buen amigo y un gran escritor.

Y me alegra especialmente que el libro elegido haya sido 'Pronto seremos felices' (Destino), porque es uno de los dos que más me han gustado de la obra de Ignacio -el otro es la colección de relatos 'Amigos que no he vuelto a ver' (Anagrama)-, pues en él se impone una mirada sobre la miseria humana cargada de empatía que, tal vez, antes no estaba tan presente. Nos hacemos mayores y más tolerantes, supongo, aunque puede que solo más indiferentes.

'Pronto seremos felices' es un fresco de la caída del comunismo en los países del Este, fabricado voluntariamente con material (humano) de derribo. No hay aquí grandes hombres ni tremendas hazañas, sino gente pequeña y básicamente mezquina dedicada a sobrevivir en un entorno hostil.

Sus existencias, tan miserables como peculiarmente entrañables, nos son explicadas por un narrador, un álter ego del autor, que apenas habla de sí mismo y se limita a explicarnos la vida de los otros. Estamos ante la versión a pie de calle de un gran acontecimiento histórico, pero Ignacio les cede la palabra a los desgraciados, a las víctimas, a los pícaros y a los cantamañanas. Y lo hace sin juzgarlos, pues ellos solos se bastan para poner al descubierto las entrañas de esos regímenes despreciables bajo los que su vida se fue, inevitablemente, al carajo.