La seducción del día siguiente

JORDI ÉVOLE

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El viernes tuve el privilegio de recoger el premio Òmnium Cultural de comunicación. Para los que viváis fuera de Catalunya: Òmnium es una histórica entidad catalana que se ha posicionado claramente a favor de la independencia de Catalunya. No os negaré que me sorprendió. Normalmente las entidades dan sus galardones a personas de su cuerda (eso pasa en Catalunya, en España, y en gran parte del extranjero) y, la verdad, yo muy de la cuerda de Òmnium no sería. Y así lo manifesté en el parlamento al recogerlo. Y por eso valoré más la decisión de los miembros del jurado.

Los mismos responsables de Òmnium me comentaron que el premio era porque les gustaba lo que hacemos en Salvados. Agradecí el halago. Y añadieron que también era una manera de «seducirme». Bueno, pues bienvenida sea la seducción. Y si es mutua, mejor.

Sensibilidades diversas

Precisamente basé gran parte de mi discurso en la importancia de la seducción en un momento como el que viven Catalunya y España. Sobre todo, pensando en el día siguiente, que creo que es algo que nos debe empezar a preocupar, más allá de fechas, preguntas o torpes prohibiciones. Creo que es en ese día siguiente cuando más importante va a ser la seducción. Ya salga sí/sí, o sí/no no a secas, la seducción va a ser fundamental en un país de sensibilidades tan diversas. Para que todo esto acabe bien, para que no haya rupturas, y no acabemos teniendo una sociedad marcada por los bandos.

Pretendía ser un discurso conciliador, y creo por la reacción cariñosa que encontré entre el público y los miembros de Òmnium que así se entendió. Se me ocurrió empezar con un pequeño guiño irónico a la ya célebre doble pregunta: «Primera pregunta: ¿Le hace ilusión recibir este premio Òmnium Cultural de comunicación? . Y la segunda: en caso afirmativo, ¿se esperaba usted este premio? La respuesta es no».

Era solo una ironía, una broma, un juego aprovechando la actualidad. Mi sorpresa fue leer hasta en cuatro medios catalanes el siguiente titular: «Évole opta por el sí/no como respuesta a la consulta». O no me expliqué bien -que puede ser- o hay unas ganas locas de etiquetar. O quizá es que es mucho más atractivo un titular así, para que corra más fácilmente por las redes. No lo sé.

No creo que interese mucho lo que yo vote. Pero con estos titulares -que provocan reacciones furibundas entre los dos extremos- los que no somos ni del blanco ni del negro, los que nos movemos incómodamente por una gama de grises llena de matices, al final optaremos por no decir nada sobre el proceso. Optaremos por el silencio. Así no habrá malas interpretaciones y nos ahorraremos disgustos. Pero, de momento, seguiré luchando para que no acaben ganando los contrarios a la seducción.