LA CORTINA DE HUMO

La nueva vida de Duran

¿Unió es Duran? No, ni mucho menos y el territorio y las reuniones periódicas de cuadros e incluso de la dirección así lo prueban.

TONI AIRA

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La crisis de esta semana en CiU, como lo asumen ya en la misma Unió, «no ha sido una escalada seria». Es decir, más de lo de siempre, afortunadamente para Josep Antoni Duran i Lleida, y desafortunadamente para su soberanista socia Convergència y para los menos ortodoxos dentro de Unió. Estos últimos, por cierto, ahora ya saben qué les tocará hacer en el consejo nacional del partido el próximo sábado: calma. Y la idea no era exactamente esa.

Duran, gracias a lo que prohombres de CDC y UDC asumen como «patinazo» a la hora de fijar un sentido de voto diferente del marcado por el líder del grupo en el Congreso, puede tirar de nuevo de la vieja táctica de envolverse con la bandera de Unió. De esto hace décadas que vive de ello, siempre habilidoso y felino en el movimiento reactivo. Y ahora que ya tenía el marcador de vidas (políticas) en la franja baja, ha ganado una nueva. Cuántas más le queden lo marcará, en parte, el acierto o el desacierto de sus antagonistas a la hora de hacerle frente.

Joana Ortega es vicepresidenta del Govern y siempre ha sido fiel a Duran, a pesar de que ya hace tiempo que respira saturación respecto del talante y el posicionamiento de su líder. Pues bien, a defenderlo que tuvo que salir en bloque con las caras más visibles del partido. Un indicador del error de cálculo del movimiento en el Congreso.

«El choque con Duran se tiene que llevar al campo de la discrepancia ideológica, no a una cuestión personal o de identidad organizativa», asume uno de los estrategas del partido. Y eso esta semana se ha hecho justo al revés. «El botón se tiene que pulsar por el 27-S», dicen en referencia al desencadenante de la ruptura, que tendría que ser el posicionamiento de la federación respecto de independencia sí o no.

Y es que la erosión de la imagen de Duran en la esfera mediática y entre el votante catalanista vive en paralelo al hecho que su gran fuerza sigue siendo tener a Unió como un bloque tras de si en los momentos clave. ¿Unió es Duran? No, ni mucho menos, y el territorio y las reuniones periódicas de cuadros e incluso de la dirección así lo prueban. Pero girar los debates ideológicos en orgánicos es una de sus especialidades. No necesita ayuda. Y si en Unió y en CiU los había que querían marcar plazos y perfilar «hoja de ruta» soberanista antes de las elecciones municipales, ahora ya saben que eso será casi imposible. Y todo ello aumenta los nervios en el sector soberanista, por cierto, no solo en CiU.

En paralelo a los rifirrafes de los partidos en el gobierno, la CUP ya hace semanas que está muy inquieta por cómo no avanza la entente entre independentistas. Ojo a los de David Fernàndez en los próximos días y semanas. Y que atiendan muy especialmente el resto de partidos soberanistas.