GEOMETRÍA CIUDADANA

La niebla envuelve a Rodrigo Rato

JOAN TAPIA

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El ministro Montoro es polémico. Sus defensores dicen que ha atajado bastante el déficit público, algo imposible sin recortes impopulares. Sus contrarios le acusan de prepotente, de que cambia de criterio como una veleta (a principios del 2012 aseguraba que subir el IVA sería un desastre, y lo hizo poco después), y que se sirve de los datos de Hacienda para atacar a sus contrincantes. Los que le tratan afirman que está orgulloso: España, que no podía salir a los mercados, cobra hoy por recibir dinero a corto.

Pero ahora la amnistía fiscal del 2012 está sacudiendo a los españoles y debe haber amargado al ministro de Hacienda más de una noche. Primero se filtró que Rodrigo Rato, hasta hace poco un ídolo del PP y el padre del «milagro económico» de José María Aznar, se había acogido a la amnistía. Un escándalo y un obús contra el PP. Luego, que estaba en una lista de 705 personas sospechosas de blanqueo, de entre las 135.000 que en el 2013 declararon bienes en el extranjero.

Y la tarde del jueves 18 de abril los españoles pudieron ver en televisión cómo un agente introducía la cabeza de Rodrigo Rato, detenido por orden judicial, en un coche de la policía de aduanas. Se decía que pasaría la noche en el calabozo antes de declarar ante el juez. Luego fue puesto en libertad con polémica en torno a la fiscalía, a la que se había acudido, y se abrió un extraño conflicto para determinar cuál era el juzgado competente.

Pero la ciudadanía ya estaba atónita. ¿Era Rato otro Jordi Pujol? ¿Por qué una detención tan cinematográfica? ¿Era guerra interna del PP? ¿Inspectores fiscales "de izquierdas" habían tendido una trampa al Gobierno? ¿Por qué había tanta niebla sobre lo sucedido? El siempre tranquilo Mariano Rajoy no pudo ocultar aquel fin de semana su inquietud por la repercusión electoral.

Y el martes 21, la comparecencia de Santiago Menéndez, director de la Agencia Tributaria, en el Congreso no aclaró las cosas. Explicó que la regularización había sido un éxito, que 135.000 españoles declararon 89.000 millones de euros en el extranjero (20.000 en Suiza y 4.000 en Andorra) en el impreso 720 del 2013, pero nada de Rato. Y elevó la suspicacia general al afirmar que había una lista de 715 sospechosos de blanqueo, que era "la repera, la repera patatera".

Claro, toda la oposición cargó contra la amnistía (que, dijo, se había hecho para favorecer al PP o a los ricos) y exigió la publicación de la lista. El 'caso Rato' había elevado al máximo la conflictividad de la amnistía y, tras Bárcenas y las tarjetas negras de Caja Madrid, se convertía en la pesadilla de los estrategas del PP. Todo el partido quedó tocado por una ola de malestar, perplejidad y alarma máxima. ¿Eran los dioses o un mefistofélico enemigo --Pablo Iglesias o Rubalcaba resucitado-- el que se cebaba con ellos cuando la economía empezaba a florecer?

Montoro tiene razón en que en los países latinos las amnistías no son pecado mortal. Cuando el Estado precisa dinero... recurre a todo. Debe pagar hospitales, policías, pensiones, desempleo... Y si no tiene fácil acceso al crédito... Era el caso de España en el 2012. Y es hoy el de la Grecia de Syriza que prepara otra amnistía. También recurrió a ella Felipe González. Pero Montoro no fue consciente de que la amnistía del 2012, apoyada solo en la mayoría absoluta, en la crisis económica más grave desde 1929, cuando el paro se multiplicaba y muchas familias no podían pagar la hipoteca, era mucho más difícil de digerir. Que se perdone a los defraudadores molesta siempre. Que se les beneficie cuando el malestar social se dispara es mucho más irritante.

Y para afrontar las críticas se adujo no solo la afloración -importante- de patrimonios ocultos, sino que se prometió investigarlos. E incluso se dijo que había una lista. Que el Ministerio de Hacienda compruebe todo y remita a los tribunales los casos de delito fiscal es lo lógico. Para eso está. Que haga ostentación de listas de sospechosos es discutible porque genera ruido. ¿Es más eficaz una Hacienda gritona?

Algunos fiscalistas dicen que la regularización del 2012 (improvisada y remendada) obligaba a pagar el 10% de las rentas de los patrimonios ocultos. Pero el 2008, el 2009 y el 2010 fueron años de bajas bursátiles y se pudo regularizar pagando poco. Luego el patrimonio aflorado en el impreso 720 de bienes en el exterior del 2013 quedó. Pero puede haber gente con patrimonio relevante en el extranjero que haya tenido que pagar poco en la amnistía. ¿Hay algo de esto, además de otras cosas, en el 'caso Rato'?

Una amnistía en un clima de rebelión social (el éxito de Podemos contra "la casta") genera indignación. Hacienda quiere convencer de que no se ha hecho para beneficiar a "los de arriba" y habla de listas que son "la repera patatera" pero que (cierto) la ley impide publicar. Y en ese clima electrizado hay accidentes.

PASAR EL ASPIRADOR

 Hacienda debe hacer pagar, pero proclamar que una lista (de la que no se tenía que conocer ni la existencia) es "la repera patatera", y luego negarse a publicarla, es provocar al personal. Los países que tienen más bienestar no son aquellos en los que se exhibe el levantamiento de alfombras, sino aquellos en los que personal competente pasa regularmente el aspirador por las dos caras de las alfombras. Para atrapar el polvo, no para agitarlo.